La aventura de ser mamá: Estímulo y recompensa
- ALEJANDRA OROZCO
- 6 oct 2024
- 2 Min. de lectura
Esta semana, hemos estado poniendo en práctica las recomendaciones de la psicóloga de la escuela de Renata para que mejore su comportamiento, básicamente se trata de ponerle tareas en un calendario semanal, y ponerle estrellita o tache si las hace o no, para que al final del día haya una recompensa pequeña, y al final de la semana llevarlas a algún lugar, una recompensa mayor.
Así las traigo, a las dos, por aquello de que Elisa se sienta desmotivada al ver que solo su hermana tiene premios, a veces me funciona porque Elisa es más accesible en algunas cosas y le pone el ejemplo a su hermana, a veces me sale peor porque ninguna de las dos hace caso, y se ganan su tache.
No estoy totalmente de acuerdo en tratarla como ratoncito, y que solo gane premio cuando cumpla una tarea, pero no quiero que se nos salga de las manos porque sí nos desespera que sea tan desobediente, creo que no es tanto eso lo que nos ha funcionado, sino poner los límites, pues ya hemos tenido dos o tres rabietas, desbordes, berrinches o como le quieran llamar en la semana, porque al no hacer caso le quitamos juguetes, plumones o la dejamos sin su premio.
Obviamente que se me retuerce el corazón de escucharla llorar por algo, pero si no es ahora, no va a aprender a seguir reglas, ahí vamos, tratando de no gritar, de ser pacientes y firmes, en este camino llamado paternidad, es difícil pero ahí la llevamos, días buenos y no tanto, pero después de una semana de muchos cambios, nos fuimos todos al parque para distraernos y que jugaran.
A pesar del solazo que había, anduvieron en triciclo, Eli intentó usar sus patines, se subieron a los juegos y nos divertimos con ellas, comimos bolis, fuimos por un helado, y se logró el objetivo de cansarlas mucho, y ni eso les bastó, porque llegando a la casa siguieron jugando, y hasta les tocó salir a jugar a la lluvia más tarde.
Es bonito poder dejarlas ser y hacer lo que quizá nosotros de niños no pudimos hacer tanto, en el caso de Rodrigo, a él le encantaba jugar bajo la lluvia pero casi no lo dejaban, y fue su idea que salieran a divertirse, y en mi caso, el llevarlas al parque me hizo recordar cuando mis papás nos llevaban, cuando aún era el parque Morelos, y después de jugar en los columpios y la resbaladilla de cohete, nos bajábamos a cenar a Las Pampas, o por un esquite.
Es bonito ser niño, y volver a descubrirlo a través de ellas, porque a final de cuentas esos son los recuerdos que más perduran en ellos: las tardes bajo la lluvia, los domingos en el parque, las películas con palomitas, ellos no van a recordar si teníamos deudas ese mes, si al carro le hacía falta una manita de pintura o si mamá había subido de peso, sus pensamientos centrales -para los que ya vieron Intensamente- se están formando con todos esos momentos fuera de cualquier calendario o esquema de tareas.











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