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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: ¡Feliz cumpleaños, Elisa!

El 4 de marzo se convirtió, hace justo cuatro años, en una fecha de suma importancia en mi vida, una de mis fechas favoritas, una de las celebraciones predilectas del año: ese día me convertí en mamá por primera vez, y por más que amo con locura a las dos por igual, fue con ella la primera vez que experimenté ese amor tan fuerte y eterno del que tanto me habían hablado.

Hoy, mi Eli cumple cuatro años de estar con nosotros, de haber venido a crear nuestra propia familia, a ser el pilar y la primera piedra de esto que aún estamos construyendo pero que está cimentado en ella, esa niña increíble cuyos ojos expresivos sazonan mi existencia y, que a su corta edad, ya me di cuenta que es con quien más voy a chocar, porque tiene mucho de mí y estoy empezando a tener mucho de ella.

Eli es una niña increíble… nos demostró desde chiquita que es muy inteligente, su cerebro va más revolucionado que su cuerpecito, nos damos cuenta nosotros, sus maestros y todo el que la conoce, hablar con ella es como platicar con un adulto, para bien y para mal porque a veces está enterada de cosas que para su edad aún no debería, o comienza a hacer cuestionamientos que yo recuerdo, también me hacía desde chiquita, pero no tan chiquita.

Elisa significa “la ayuda de Dios” y la verdad es que no fue lo primero en que nos fijamos para elegirlo, a mi me encantaba el nombre desde la prepa, por la canción A Letter to Elise, de The Cure, además creo que era el más bonito de entre mis opciones (y seamos honestos, Rodrigo no me iba a dejar ponerle Rowana o Leonor, que eran mis demás opciones); pero ahora me doy cuenta de que Elisa verdaderamente es la ayuda de Dios, porque nos la mandó en el momento más preciso.

Para mí, fue el parteaguas a partir del cual comenzó una etapa nueva de mi vida, pues solo me había visualizado como profesionista y como otras facetas pero no como mamá, ahí comenzó mi ilusión más grande, eso que me faltaba; para Rodrigo fue, literalmente, luz en su vida, pues hacía muy poco tiempo que había perdido a su papá, y pensaba que no iba a amar tanto a alguien de nuevo, la ilusión volvió a su vida cuando le dije que iba a ser papá.

También unió a mi familia, mis papás llevaban cuatro años sin hablarse desde que se habían divorciado y un “felicidades, vamos a ser abuelos” bastó para entablar de nuevo su relación, a partir de ahí se llevan muy bien y son mis incondicionales, las niñas los adoran y la ilusión de su primera nieta fue la causante de todo eso.

Una parte que me duele, es que mi abuelito alcanzó a saber que yo estaba embarazada, pero falleció cuando apenas tenía tres meses, no llegó a conocer a Elisa y estoy segura que la hubiera adorado así como ella a él, pero no les tocó coincidir en esta vida, y a veces pienso que incluso se pudieron conocer allá arriba, si es que eso es posible.

En resumen Elisa ha sido ese bálsamo que ha unido familias, soy testigo de como mi suegra recobró la alegría gracias a ella y también a Renata, si bien ser su mamá es muy retador, pues es demasiado curiosa, a veces le cuesta aún regular sus emociones y siempre quiere salirse con la suya, me veo reflejada en ella y a la vez quiero que ella se sienta orgullosa de mí, y que me ame y nos llevemos bien para toda la vida.

Hoy solo me resta agradecerle a Dios por estos primeros cuatro años de Elisa, a quien hemos disfrutado en cada una de sus etapas, y esperamos estar ahí, siendo testigos de todos sus logros y paño de lágrimas de todas sus tristezas, de la niña que nos cambió la vida y nos hizo sonreír más fuerte.

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