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La aventura de ser mamá: La depresión post diciembre

  • ALEJANDRA OROZCO
  • 7 ene 2024
  • 3 Min. de lectura

¡Feliz año 2024! Luego de algunas semanas de descanso, volvemos a escribir en este espacio de desahogo, de compartir experiencias y de relatar mi aventura de ser mamá con las pilas recargadas, esperando que hayan pasado unas fiestas en familia, que hayan podido disfrutar, relajarse, descansar y sobre todo compartir tiempo con los que más quieren, deseando que este año les traiga puras cosas bonitas y que no falte la salud y la armonía.

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Si bien yo no tengo vacaciones como tal, estas fechas atípicas sí me permitieron descansar y descontarme un rato del trabajo -que tanta falta me hacía-, disfrutar estos días que son los que más anhelo en  año y así poder cargar un poquito de pilas para los nuevos proyectos, por supuesto que también hubo mucha reflexión, y aunque ya pasó la primera semana del año y aún estamos intentando agarrar señal, la intención es lo que cuenta… ¿o no?

Para empezar, Renata ya cumplió dos años y me sorprende ver lo traviesa y también lo inteligente que es, cada vez se expresa más y mejor, siento que se está dando un estirón, ya cambió de sala en la guardería y prácticamente en ocho meses entra al kinder… ¡qué rápido se pasa el tiempo! Mientas que Elisa está por cumplir cuatro años ya en dos meses, y justo hoy regresa a la escuela después de unas largas vacaciones.

A pesar de que fuimos a la playa, tratamos de pasar tiempo en familia, jugar con ella y que Santa y los Reyes le trajeron los juguetes que quería, creo que ya está aburrida, como león enjaulado, y volver a la escuela sin duda la ayudará a retomar hábitos como la alimentación, y sobre todo la estimulación que ella necesita para seguir aprendiendo cosas nuevas en esta segunda mitad de su primer año de preescolar.

Navidad y Año Nuevo las pasamos en familia, en casa, sin duda lo más bonito de estas fechas fue ver sus caritas llenas de ilusión al destapar regalos bajo el árbol, y poder ver los avances que hicimos en casa este año, que nos motivan a seguirle echando muchas ganas para poder darles todo lo que ellas se merecen; también vino mi cumpleaños, ya tengo 31 y no puedo estar más que agradecida por todo lo que tengo, por quienes me rodean y por lo bendecida y afortunada que soy por la familia que estoy formando.

Y bueno, en un abrir y cerrar de ojos el ciclo comenzó otra vez, ya estamos en el primer mes de un nuevo año, este año en el que lejos de tener propósitos, espero ser cada vez una mamá más paciente, disfrutar más los pequeños momentos con mis hijas, concentrarme para rendir en todos los roles que desempeño y conservar la salud y la armonía, eso para mi es lo más importante, poder ver crecer a mis hijas y fortaleciendo el vínculo con ellas y con Rodrigo.

Siempre después de diciembre, me pega el bajón, porque ya se acabó mi temporada favorita, ni siquiera quiero quitar todavía mi arbolito, pero siento que año ni chance hubo, siento que como 1 de enero cayó lunes, empezó una semana más y con ella se nos fue el cambio de año en la inercia de todos los fines de semana.

Así que aquí vamos de nuevo: a salir temprano de casa para dejar a las dos niñas en la escuela, a hacer malabares para recogerlas a tiempo, a retomar las clases de natación de Eli, y a seguir observando cómo mis hijas van creciendo, cómo la familia sigue evolucionando y agradeciendo cada día más que tengo la oportunidad de ser testigo de esta maravillosa vida. Les mando un abrazo y les deseo ser felices a cada día, que los enojos pesen menos y que las cosas que de verdad importan sean apreciadas y atesoradas.

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