top of page
  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: La maternidad está llena de lutos

Recién les compartí que ya falta bien poquito para que Renata cumpla un año, así que me la he pasado poniendo las cosas en perspectiva y dándome cuenta lo rápido que pasa el tiempo… todos esos cambios que han tenido, no solo Reno sino las dos, y darme cuenta de que no van a ser bebés para siempre me llena de nervios y nostalgia.


La semana pasada escuchaba un podcast mientras iba en el carro, y oía a una mamá decir que al dar a luz, comenzó una etapa de duelo… porque en cierto modo perdió a su bebé, al dejar de sentirlo dentro para verlo ya como alguien externo a ella, y me puse a pensar que la maternidad en sí está llena de duelos.

En efecto, cuando nació Elisa, esa noche yo entre la anestesia y el dolor de repente brinqué de susto porque no la sentía moverse, los últimos meses me la pasaba monitoreando que se estuviera moviendo para saber que estaba bien, y esa noche aún no procesaba que ella ya estaba aquí con nosotros, que ya jamás la sentiría dentro de mi pateando, moviéndose y teniendo hipo, y al día siguiente me cayó el veinte de que esos días ya no volverían.

Sí duele dejar de sentir a tu bebé en tu vientre. Aunque los nueve meses te la pasas imaginándola, deseando que salga para poderla conocer, es un shock cuando eso pasa, es casi un año que la llevas dentro; que son una sola persona, y el hecho de perder esa conexión física es más impresionante y deprimente de lo que uno se pueda imaginar.

Luego empiezan a caminar, y aunque todavía no me ha pasado con ninguna de las dos, dicen que llega un día donde los cargas por última vez y ya no vuelven a pedir estar entre tus brazos, es el hecho de que se vuelvan más independientes, y no me malinterpreten, pues mi mayor deseo es que sean independientes, libres y autosuficientes, y aunque estoy en esa etapa donde todo el día quiero que ya estén dormidas para tener un tiempo a solas, la verdad es que no quiero que dejen de ser mis bebés.

Con Elisa, sin darme cuenta, hace ya unos dos meses que se destetó, dos meses en que ya no tenemos esa conexión tan única y especial que tanto nos costó establecer a través de la lactancia, ya se duerme sin mi pecho, algo que por mucho tiempo estuve esperando y ahora que es una realidad, añoro esos días donde solo conmigo se dormía… aquí sí aplicó la de que un día, le di chichi por última vez, sin saber que sería la última.

Con Reno para allá vamos… ya toma fórmula en el desayuno y la comida, y ahora que cumpla el año, empezaré a darle formula después de cenar, para ver si así se despierta menos y vamos eliminando las tomas de día, la verdad es que la lactancia es lo mejor que le pude dar a mis hijas, pero después de casi tres años ininterrumpidos, siento que ya es momento de descansar un poco, y la ventaja de Reno es que toma fórmula y la acepta.


No sé qué voy a hacer cuando también Renata deje la lactancia… una parte de mi lo añora, la otra se resiste, porque lo más fácil para calmarla y reconfortarla es darle la chichi, aunque estoy segura de que todo se irá dando poco a poco, de manera natural, al final de cuentas lo que quiero es que sea respetuoso y que no sufran, creo que con Eli así fue y Renata tiene pinta de que no me lo complicará, aunque sin duda va a ser otro duelo para mi dejar de lactar.

Cuando las veo dormidas, no puedo creer lo grandes que están, me he deshecho de toda su ropa de recién nacido y no lo pensé mucho para dejar ir esas prendas, al final son solo ropa pero me da nostalgia saber que ya no entran en ella, que ya usan talla 1 y 2 y van creciendo, que los zapatitos chiquitos ya no le sirven a Reno y que ya no caben entre mis brazos tan fácil, ya me pesan y ya cada vez ocupan más espacio en la cuna y en la cama.

El fular ya no lo cargo, porque Reno ya casi no entra, la sillita del carro ya va a necesitar un reemplazo porque Renata está gigante, sus mamilas ya no las usa, el extractor y el esterilizador ya están almacenados, y si consideramos que ya no tendremos más hijos, es el ir cerrando etapas lo que tenemos que hacer de un momento a otro, a cada rato, casi sin darnos cuenta.

La maternidad tiene un sinfín de matices bonitos, alegres, únicos; pero también cada etapa que concluye hay que vivir un duelo; desde el momento de parir, estás renunciando a la mujer que eras antes y nace una nueva versión de ti, la versión mamá, de la que ya no puedes escapar, ni por mucho que quieras puedes volver a tu yo del pasado, la que no tenía horarios, responsabilidades ni culpas, la que dependía simplemente de ella misma, y aunque esta nueva etapa no la cambiaría por nada, saber que ya no hay vuelta atrás también representa un duelo que debemos sufrir y superar.

18 visualizaciones
Banner GOB.jpg
Banner 950x125.jpg
bottom of page