La aventura de ser mamá: Las clases de natación
- ALEJANDRA OROZCO
- 10 dic 2023
- 2 Min. de lectura
Tuxtla.- Esta semana, por fin Elisa inició sus clases extra curriculares en algo que pensamos, le iba a gustar y le iba a servir muchísimo de por vida, decidimos meterla a clases de natación, deporte que recomiendan mucho pues dicen que ayuda a relajarse, a concentrarse y a trabajar la coordinación de todo el cuerpo en general.
Cuando le dimos la noticia, su expresión fue entre emoción y miedo, siempre nos había dicho que quería ir a nadar y le encanta meterse a la alberca, y así, con incertidumbre, nos fuimos a su primera clase, desde que entró y vio la alberca, le brillaron los ojitos y dijo que ya se quería meter.
Sus clases son de media hora, por su edad son personalizadas, en esta primera semana ha estado familiarizándose, nadando con la ayuda de tablas, usando juguetes, mojándose la cara, soplando el agua con la boca, intentando hacer bucitos y la está pasando de lo lindo, desde que salió de la primera clase me dijo que se quería volver a meter, está bastante feliz con sus clases.
En la casa y en la escuela, notamos también un cambio, la maestra dice que la ve más relajada, que se ha estado portando mucho mejor, pues estas clases la ayudan a desfogar toda esa energía que la caracteriza, además, está motivada y eso la pone “a raya”, porque sabe que para seguir yendo a clases, se tiene que portar bien.
Acabando la primera sesión, no habíamos recorrido ni cinco cuadras cuando se quedó dormida, evidentemente se está acostumbrando a la actividad física, estar pataleando y braceando la agota y también le da más hambre, está bien emocionada y le fue a contar a su maestra y a todo mundo lo que está haciendo.
También en la casa estuvo en general más tranquila durante toda la semana, estuvo obedeciendo más y haciendo las tareas que le tocan, aunque este fin de semana sí se desató otra vez, yo creo que estaba aburrida y cuando eso pasa le entra la ansiedad y la rebeldía, y ya está por salir de vacaciones así que tendremos que buscar la manera de que esto no se salga otra vez de control.
Renata está imitando todo lo que su hermana hace, para bien y para mal, de pronto la vemos corriendo para evadir un regaño, sacando la lengua o diciendo que no va a hacer algo, pero también está en la edad de las gracias y las ocurrencias con un toque de berrinches, no salimos de una cuando ya entramos a otra: que vivan los hijos que se llevan poca edad.
Entre la próxima salida de vacaciones, la posada, el anhelo de la llegada de Santa y toda la actividad que conlleva el mes de diciembre, ahí vamos malabareando y aguantando, la paciencia se agota y la pila de las niñas no, también las llevamos a la caravana navideña y ver su carita emocionada con Santa, los duendes y todas las luces, definitivamente hace que todo valga la pena y que el hígado se refuerce para no hacer tanto coraje… es que cómo no amarlas, si todo lo hacemos por y para ellas.
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