La aventura de ser mamá: Mi cuarta Semana de la Lactancia Materna
- ALEJANDRA OROZCO
- 6 ago 2023
- 4 Min. de lectura
Tuxtla.- Durante la primera semana de agosto, se celebra en todo el mundo la semana de la lactancia materna, para concientizar sobre este tema y difundir la práctica, ya que es la que más beneficios le trae al bebé y a la mamá, tanto en salud, como en el vínculo entre ambos, lo psicológico y ni hablar de lo económico, pero solo 4 de cada 10 mamás la ofrecen, en la mayoría de los casos es por falta de información, o porque persisten muchos prejuicios y mitos al respecto.

En mi caso, llevo tres años y cinco meses de lactancia materna ininterrumpida… fueron casi dos años y medio de darle a Elisa, los últimos de ellos en tándem porque también le daba a Renata cuando nació, ella lleva un año y ocho meses con el pecho, y aunque ya es solo para dormirse prácticamente, es decir un par de tomas al día, sigo viendo los efectos que tiene en ella y en mi.
Mis inicios fueron complicados… como toda primeriza no sabía lo que estaba haciendo, cómo hacer que tuviera un buen agarre, hubo grietas, gritos de dolor y ganas de desistir, pero me movió el amor a mi hija, a darle lo mejor que pudiera, y debo admitir que también cierta culpa, porque no pude tener un pacto natural y sentía que le debía al menos la lactancia materna, no quería irme por el “camino fácil” y darle fórmula, aunque esto entre comillas, pues sé que también tiene su chiste dar fórmula y al final ni una ni otra es buena o mala, cada maternidad es un mundo y cada mamá tiene sus motivos para decidir lo que mejor le venga.
Para mi, dar pecho ha sido uno de mis mayores logros, pues persistí hasta dominarlo y logré criar a una niña sana, que creciera fuerte, fortalecer el vínculo, ser un consuelo, no una sino dos veces, tanto que ahora que había decidido destetar, me eché un paso para atrás y quise prolongar un ratito más esta etapa, sinceramente ya no sé si lo hago por Renata o por mi, pero ahora no imagino cómo será la vida sin ser una mamá lactante.
Claro que no todo ha sido miel sobre hojuelas, pues las consecuencias físicas de un mal agarre se repitieron cuando nació Renata, aún cuando yo creía que ya la tenía dominada y todo sería súper fácil, desde ahí me di cuenta que cada persona es diferente, así como cada bebé, y que Renata tenía que aprender a agarrarse mejor… esto sin contar la mastitis, que casi me da un par de veces en las que pensé que me iban a reventar los pechos, con dolor, ardor y la angustia de no saber si va a pasar pronto o no.
Otro episodio tormentoso ha sido la agitación por amamantamiento… me sucedió cuando estaba por nacer Renata, cuando aún le daba pecho a Eli y ya se estaba volviendo algo insoportable para mi, porque como ya tenía dos años sentía que solo me jugaba con su boca, me incomodaban sus dientes, el verla ya grande, hablando y haciendo de todo pero seguir ahí prendida de mi, todo esto es normal por las hormonas y dicen que es bastante común cuando nace un segundo bebé, y la verdad sí me dolió destetarla porque sabía que ella me necesitaba mucho, pero era necesario porque no me gustaba cómo me sentía hacia ella cuando estábamos en ese momento que un tiempo atrás, era nuestro favorito, no quería manchar esa imagen.
Lo bueno es que Rodrigo la empezó a dormir y el destete se fue dando, hoy en día le pregunto y ni se acuerda de que ella antes tomaba chichi, dicen que los niños comienzan a formar y tener recuerdos a partir de los tres años, y ella ni en cuenta de esa parte de nuestra historia… y con Renata no me ha sucedido esto, a pesar de que me juega la otra chichi mientras toma (le dicen “radio teta”, porque literal, me la agarra como si estuviera sintonizando una radio vieja), sigue siendo un momento bonito donde dimensiono lo pequeña que es, cuando pone su manita sobre mi pecho.
Pero bueno, sé que nada es para siempre y por eso ya tengo mis bellas joyas de leche materna, donde quedó capturada la esencia de esta etapa que compartí con las dos, solo espero que deje bien el pañal y retomar el destete… que por cierto, va muy bien, aún hay accidentes pero al menos siempre avisa, y así vamos quitándonos un peso más de encima, así de rápido van creciendo los niños, estamos a nada de empezar una nueva etapa y de alejarnos cada vez más de ser esos papás con bebés chiquitas.
Para todas las mamás que dan pecho: las admiro, están haciendo lo mejor que pueden, su leche es suficiente, y si están pasando por un mal agarre, un brote de crecimiento o por angustia de separación, recuerden que nada es para siempre, estos días también pasarán y un día se acordarán de este episodio que parece gris, pero en realidad no lo es tanto… la leche materna es oro líquido y es el mejor regalo de amor.









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