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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Ocho meses de vida

Tuxtla.- No puedo creer lo rápido que se pasa el tiempo. En retrospectiva, hace un año no teníamos ni el nombre bien definido, apenas nos habíamos enterado de que una niña venía en camino y mi panza se estaba apenas asomando, los planes y las expectativas eran muchos, y queríamos que el tiempo se acelerara.


Qué risa. Si hubiera sabido que el tiempo iba a transcurrir tan rápido, no lo hubiera dicho ni de broma... suena a cliché, todos te lo dicen, y es que tienen razón; cada vez que Elisa está entre mis brazos la siento más grande, más larga, más pesada, y extraño más a mi bebé chiquita.


Pero no lo digo como una queja, al contrario, ya había leído que el primer año de vida es cuando más crecemos física e intelectualmente, nuestro cerebro nunca experimenta tantos cambios como durante este periodo, que al principio y al final de estos 365 días es como tener a una persona completamente diferente.


Elisa acaba de cumplir ocho meses, y me parecen un número bastante grande... en general, pasando los seis meses sentí que todo comenzó a pasar muy rápido, junto con el inicio de la alimentación complementaria, la dentición, los balbuceos, los intentos de gatear, el cambio de etapa de pañal y la ropa que ya no le queda, es muy evidente que es más una niña que una bebé.


Me explico por partes: ¿cómo vamos con la alimentación complementaria? Elisa ya desayuna, come y cena, aunque es a la hora de la comida cuando realmente le entra con ganas y a veces desayuno y cena solo prueba dos o tres bocados, recientemente está comiendo muy bien durante sus tres horarios.


Le encantan las uvas, el plátano, la papaya, las papillas de verdura con carne, y la verdad es que aún no me animo a darle trozos, todo sigue siendo licuado, más ahorita que tiene molestias por la salida de los dientes y no quiere triturar nada; casi no toma agua aunque siempre le ofrezco, prefiere hacer buches y escupirla a presión, como un juego.


Uno de sus dos dientes frontales inferiores ya erupcionó, ya se le asoma cuando se ríe y el otro se ve que no tarda, todo el tiempo se pasa la lengua por la encía y hace como que quiere morder, se le ve molesta pero no le ha dado fiebre ni diarrea, como a muchos niños.


Hace un par de días comenzó a “hablar” más que de costumbre, todo el tiempo balbucea sílabas como ma, pa, i, la, a, y ya vimos que intencionadamente dice agua y Nala (la perrita de mi hermana), a Mika le dice “A” y la llama con la mano, también ya hace el intento por saludar de lejos y aplaude.


Aunque casi no pasa tiempo en el suelo, cuando está en la cama se gira como quiere, y hace el intento por gatear, pero no con las rodillas, sino que estira las piernas y quiere aventarse a brincos como un oso, y a veces mete la cara... también se acostumbró a dormir boca abajo, enterrando la cara en las almohadas.


En cuanto a pañales y ropa, ya es etapa 4 de pañal, el martes tenemos cita de los ocho meses con el pediatra y sabremos cuánto mide y pesa, apostamos que entre 9 y 10 kilos, y siento que pronto volverá a cambiar de talla de pañal.


Ropa está usando talla 6-12 meses, algunas cosas de 18 meses, pero la de menos de 3 meses ya no le queda y está guardada, incluso algunas prendas no se las puso más de una vez, disfruto poniéndole la ropa que no ha estrenado y armándole sus outfits aunque sea para la casa, y me fascina cómo se ve.


Cada etapa de Elisa la hemos disfrutado, sufrido pero sobre todo vivido y atesorado, es nuestra primera hija y quizá no sea la única, pero con ella todo ha sido nuevo, aprendemos tanto de ella como ella de nosotros, y la experiencia completa es sin duda una de las mejores de mi vida hasta ahora.

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