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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Salir sin bebé en pareja

Como les he estado contando, el vínculo que traemos Elisa y yo últimamente es muy fuerte, al punto que si yo voy manejando y ella va atrás con alguien más, llora porque quiere que yo la abrace, esto se ha ido fortaleciendo, para bien o para mal.



Este fin de semana fue la graduación de mi hermana, por lo que nos planteamos la opción de llevarla o dejarla dormida, porque era una fiesta formal de noche; al final optamos por no llevarla, porque iba a haber mucha gente, iba a ser tarde y a esas horas le da sueño, además, yendo con ella o no, sabíamos que no nos podíamos quedar mucho rato.


Entonces recurrimos a la vieja confiable: cansarla con juegos todo el día y dejarla dormir poquito en la tarde, y así desde las 7:30 traía sueño, pero la aguantamos hasta que inevitablemente cayó a las 8:30, justo a tiempo para terminarme de arreglar.


Cuando Elisa era chiquita, a veces salíamos a casa de unos primos a jugar cartas, yo me extraía leche, se la dejaba y mi mamá la cuidaba, eso nos daba un poco más de tiempo para poder estar fuera, pero ahora mi producción se ha limitado a cuando ella se me prende al pecho, ya no me sale mucho cuando me extraigo y por eso no puedo aplicar la misma, además de que a estas alturas, estoy segura que me busca más por el apego que por hambre, y no creo que agarre un biberón.


Llegamos como a las 10:30, sabiendo que el maquillaje, el peinado y el traje de etiqueta durarían apenas un par de horas, porque Elisa por lo regular se despierta a medianoche por su primera toma nocturna, así que era una salida de cenicientos, básicamente.


Llegamos, cenamos, platicamos con mis papás, nos tomamos fotos, nos la estábamos pasando muy a gusto, sin dejar de ver el celular por si nos llamaban o para checar cuánto tiempo nos quedaba, pero ya a sabiendas de que Elisa es prioridad y ya después habrá más tiempo para salir sin límites por la noches.


Tenía mucho -desde diciembre que fuimos a una boda, creo- que no salíamos en ese plan, y la verdad es que nos la pasamos muy bien, aunque tampoco lamentamos el hecho de no podernos quedar más tiempo porque ya somos viejos y no aguantamos ni los desvelos ni las borracheras, así que el tiempo que tuvimos estuvo perfecto, incluso nos pasamos un poquito de la hora porque todo iba bien y no habíamos recibido llamadas o mensajes de mi suegra ni mi cuñada, que se quedaron con la bebé.


Antecito de la una empezamos a emprender el regreso a casa, y mientras nos llevaban el coche nos llegó el mensaje de que ya se había despertado, hasta eso, nos dio una hora más de lo previsto, pero sí se despertó llorando inconsolable porque quería a su mamá y a su chichi, costó para calmarla pero ya la encontramos tranquila, y también nosotros nos alegramos al verla porque la verdad se siente raro salir solos y sin ella... siempre la extrañamos.

La verdad sí me costó dormirla, por lo regular en cuanto despierta le doy pecho y ahí mismo se queda dormida, pero como estuvo un ratito despierta, tuve trabajo en volverla a dormir, y a la mañana siguiente a las 8 ya estaba dando lata de nuevo... los bebés no tienen piedad de si te desvelaste o no, o de si es domingo: para ellos siempre es hora de jugar.


Aunque era comprensible que se pusiera así porque está acostumbrada a sus tomas nocturnas, últimamente cuando me voy a trabajar o incluso me escapo un ratito para arreglarme el pelo, me dicen que está tranquila hasta que quiere chichi, ahí si llora sin consuelo porque no quiere otra cosa más que ese momento conmigo, por lo que sigue dependiendo mucho de mi.


He pensado en destetar, porque incluso para mí hay noches pesadas en las que me gustaría dormir de corrido, o poder salir más de dos horas sin el pendiente de que vaya a pedir pecho, ya sea a trabajar o con mis amigas, pero luego pienso que son más los beneficios emocionales y de salud que nos ha traído la lactancia, y sé que podemos continuar hasta que ella lo vaya dejando o se sienta lista.


Por ahora el destete sigue sin figurar en nuestros planes, no sé si en unos meses cambie de opinión, pero no le veo caso a quitarle ese momento solo por poder salir más, si mi felicidad es estar con ella, crece muy rápido y antes de lo que piense, llegará el momento en el que duerma toda la noche, o se ponga a jugar todo el día, sin necesitarme con esa ternura con que me dice “ven ven ven ven ven” que me derrite cuando me extiende sus brazos.

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