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  • ALEJANDRA OROZCO

La aventura de ser mamá: Semana de cambios

Tuxtla.- Sí creen que lo más difícil de tener un hijo es el parto, déjenme decirles que están muy equivocados, y permítanme reírme tantito. Cada etapa que va pasando es más fácil en unos sentidos y más difícil en otros, y esta semana lo reafirmé por milésima vez.


Desde el pasado sábado, Elisa amaneció calientita, pero ni siquiera se dejaba tomar la fiebre, por lo que tuvimos que ir corriendo a comprarle uno de esos termómetros infrarrojos que se han vuelto tan populares con esto de la pandemia... créanme, son caros pero la inversión vale mucho la pena, pues les puedes tomar la temperatura sin que ellos se den cuenta.


No se dejaba, no precisamente porque se sintiera muy mal como sucedió cuando cumplió un año, por ejemplo, sino porque estaba de caprichosa y no se dejaba agarrar, tocar... no quería cooperar, y ya de tomar medicina ni les cuento.


El pediatra nos dijo que, si no había otro síntoma, le diéramos paracetamol cada ocho horas para la fiebre, pero ya teníamos mala experiencia con que no le gusta tomarlo, lo vomita y se pone como loca, yo me sentía muy mal al punto de llorar cada vez que se lo daba porque parecía que la estuviéramos torturando, aunque cada toma fue dejándose más, al punto de que lloraba pero sí se la tomaba.


Pensamos que fue algo viral del estómago, porque a veces se quejaba antes de hacer del baño o hacía aguado, la fiebre fue cediendo y no aparecieron más síntomas, incluso le hicimos un estudio general de orina para descartar alguna infección en vías urinarias, pero fue negativo.


Su salud y sobre todo su ánimo fue mejorando con los días y al cabo de tres días le quitamos medicamento, aunque sí seguía sin querer comer bien, no tenía apetito y ni siquiera sus comidas favoritas nos las aceptaba.


Entonces, nos dimos cuenta de que tiene las encías inflamadas y todo encajó, muchos dicen que es un mito que con la salida de los dientes haya diarrea o malestar, pero nosotros lo hemos comprobado: se levanta más por las noches, se pega más al pecho, pierde el apetito, se le afloja el estómago y esta vez le sumamos la fiebre, quizá sí es solo eso, o a lo mejor se combinó con alguna infección viral.


Cada etapa de los niños requiere mucha paciencia, información y paciencia otra vez... me puse a leer en mis grupos de tribu y páginas de pediatría y muchas mamás coinciden con que a los 15 meses hay un brote de crecimiento, regresión del sueño y además hay dentición, entonces es muy comprensible que Elisa haya estado molesta y con estos síntomas.


A mitad de semana aparecieron las otras señales, como el dormir solo una hora de siesta a mediodía y dormirse hasta las 11 de la noche, ha tenido mucha pila y eso nos da gusto porque ya no se siente mal, pero por otro lado está muy cañón seguirle el paso algunos días que estamos cansados.


Apenas hace un par de días recuperó el apetito, ya está comiendo como de costumbre y hemos tratado de cansarla en el día, darle de cenar y bañarla ya de noche, con lo cual ha caído rapidísimo, no nos gusta establecerle alguna pauta, sino responder a sus necesidades que van cambiando, pero darle esta pauta ha sido necesario.


Yo creo que ya vienen los molares... dicen que le sufren mucho cuando aparecen, y eso explicaría su comportamiento reciente, por lo que necesita extra paciencia y comprensión de nuestra parte... ha sido una semana pesada, y lo que nos falta, pero no queda de otra más que aguantar y aprender junto con ella.


Con todo y los días pesados, el cansancio, cumplir con las demás obligaciones del día a día, cada vez que se levanta con aplausos y sonrisas o viene corriendo a darnos un beso, eso nos llena el corazón, y nos muestra que ser papás es una de las mejores, si no es que la mejor cosa que nos ha pasado en la vida.

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