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  • AFP

Lo que se debe evitar es la violación de los Derechos Humanos a Migrantes


La situación que se vive en Chiapas por los migrantes ha hecho que muchas organizaciones pongan sus ojos en el estado. Lastimosamente lo que se ha hecho para detener las caravanas migrantes ha sido reportado por el exterior. Esta situación ha pasado a hacer una situación de derechos humanos. Aunque la verdad es que las violaciones a los derechos humanos de los migrantes son sistemáticas y recurrentes: han sido documentadas y advertidas desde hace tiempo por las organizaciones de derechos humanos que trabajan a ras de tierra con las personas que se ven forzadas a salir de sus países. Durante los últimos días hemos sido testigos, a través de los medios de comunicación, de escenas dolorosas e indignantes de abuso de la fuerza contra personas migrantes, mayoritariamente haitianas, que indudablemente comportan violaciones a sus más elementales derechos humanos. Esta situación contrasta con lo que el presidente de la república afirmara, en el marco de su tercer informe de gobierno, que en México “ya no se violan los derechos humanos”.

Lo que a nosotros sin duda nos queda claro es que los migrantes salen porque huyen de sus naciones donde el narcotráfico, los grupos armados, el gobierno todos por su lado, hacen todo en contra del pueblo, porque los usan para sus fines sin que ellos quieran, escapan porque no tienen vida, sobreviven en todo caso en su propio infierno. Luego entonces lo que hay que entender es que no es por gusto, sino por una necesidad de vivir, de tener una calidad de vida ni siquiera para ellos como adultos, sino para sus hijos que aún están en la niñez o entrando a la adolescencia, las mujeres que no quieren ser violadas y ellos asesinados. Algunas personas, grupos o asociaciones han pedido a Tapachula principalmente a hacer conciencia por los migrantes y ser sensibles con ellos, pero la verdad como lo que mencionaba en días atrás; los habitantes de Tapachula también hay que entenderlos un poco, porque la presencia de los migrantes incrementó la delincuencia y la economía se fue al suelo. Acá los únicos que tenían que meter las manos y hacer lo que correspondía son las autoridades competentes. Fue y es un error mantener a los migrantes varados sin darles solución a los tramites que tanto esperaron. Esta política migratoria, que en vez de desarrollarse a partir del respeto a los derechos humanos pone en el centro la “contención” de personas y la militarización en los operativos, sin duda ha detonado abusos y ha llevado al deterioro de las condiciones en las que se limita la movilidad de las personas hasta el punto de ser inhumanas, lo que se agrava por el silencio cómplice de actores llamados a ser contrapeso como la desdibujada CNDH. Si bien es cierto que las causas de la migración son complejas y que las soluciones de fondo requieren de políticas públicas ambiciosas e integrales, en lo que hoy están padeciendo las personas que buscan refugio o simplemente alcanzar la frontera norte influye la decisión de militarizar las fronteras.

Lamentablemente, el “Poder Militar. La Guardia Nacional y los riesgos del renovado protagonismo castrense”. Por eso se desdibujó el carácter civil de la Guardia Nacional y se otorgaron amplias facultades a las Fuerzas Armadas sin controles adecuados, ya advertía que la participación de elementos militarizados en la contención migratoria acarrearía violaciones a derechos humanos de poblaciones en alta vulnerabilidad. Las autoridades deben escuchar y atender los llamados que se hacen desde los organismos internacionales de derechos humanos. Y sobre todo, tienen la obligación moral de abrir los ojos y los oídos a quienes reclaman: también somos humanos. Negar la realidad insistiendo en que ya no se violan los derechos humanos o afirmando con necedad y complacencia que el problema son las caravanas de migrantes, no contribuye a atender esta crisis.

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