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  • ALEJANDRA OROZCO

Migrantes en busca de refugio

Tuxtla.-De acuerdo con la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más del 70 por ciento de las solicitudes de refugio en nuestro país se inician en Chiapas, entidad a la que arriban importantes flujos migratorios que buscan una sola cosa: una mejor calidad de vida.


Diana Ruth Pérez es migrante salvadoreña, llegó a nuestro país en octubre del año pasado de manera ilegal, por razones delicadas que derivan de la situación difícil en su país, tan diferente al nuestro, donde dice que nunca ha sentido discriminación, y le gusta más; en El Salvador tenía un negocio, pues siempre le ha gustado cocinar y ahora lo convirtió en una forma de subsistir.

“Junto con una amiga que vino también pusimos un negocio desde hace tres meses, vendemos pupusas, que principalmente es el platillo típico de El Salvador, hay de muchas variedades, incluso de harina de arroz, nosotras hacemos de maíz con relleno de chicharrón, frijol, calabaza o camarón con quesillo”, comparte.

Para este platillo, se prepara la masa, luego se hace con las manos una especie de tortilla o gordita, a la que le llaman revuelta en su país es de frijoles molidos licuados con chicharrón y quesillo, todo se revuelve, se mete dentro de la tortilla de masa, se palmea y se echa a la plancha.

Dicen que a la gente le ha gustado, prueban una y empiezan a pedir más, esto le permite tener un ingreso fijo por las noches, pues de día están en un programa en el que prestan trabajo social, están muy agradecidas con nuestro país, ella esperó un mes de proceso para obtener su condición de refugiada y lo único que pide, es no juzgar la apariencia de la gente.

“No todos somos lo que aparentamos, que porque somos migrantes o de diferentes culturas y así, a veces yo pienso de que a mí me ha tocado ver muchos casos donde hay personas que lo que uno espera es la aceptación, pero a veces las personas no son así, tengan consideración porque no todos somos tan fuertes para aguantar la discriminación”, señaló.

Por su parte, Julio César Romero Ramos es migrante hondureño, él huyó de su país de origen por la escasez de trabajo, problemas con los maras, no poder tener un negocio tranquilo, la primera vez salió de ahí a los 18 años, ahorita tiene 26 y ya está en proceso para recibir su condición de refugiado, luego de iniciar su trámite en Tapachula y por irse a vivir a San Cristóbal a trabajar, caducó su CURP y no pudo reiniciar su trámite, siendo deportado por primera vez.


“Regresé y aquí me he quedado, tratando de echarle ganas, estoy por recoger mi CURP original, sí ha sido un poco complicado, no es fácil encontrar trabajo cuando no tienes documentos, estuve varios meses sin trabajar por lo mismo y fui detectado con cáncer de pulmón, estoy en tratamiento porque me lo detectaron a tiempo, luego de padecer tuberculosis y COVID”, señaló.

Su sueño es quedarse acá, está buscando una estadía, un trabajo, no busca irse a otro lado, lo principal es echarle ganas y es lo que todos andan buscando en este camino, piensa que cada quien tiene su manera de ver las cosas: hay muchos que vienen a trabajar, otros sí vienen a robar, a matar, a hacer cosas indebidas y por ellos dicen que todos son iguales cuando no es así.

“No me quejo, me han apoyado mucho, en Servicio Pastoral Migrante (Sepami), me han

ayudado mucho con mi proceso, me he topado tanto con personas buenas como malas, no tengo trabajo estable pero apoyo a los que

me apoyan en el consultorio, yo le entro a todo trabajo honrado”, mencionó.

Guadalupe Cruz ,abogada del proyecto de Childfund “Camino Protegido” en colaboración con Sepami, detalló que le brindan acompañamiento y asesoría jurídica en el proceso de refugio que solicita la mayoría de extranjeros, así como acompañamiento médico y

psicológico, donde han detectado casos de depresión, así como algunos padecimientos médicos a los cuales les dan tratamiento.

“Tenemos diferentes solicitudes, como por ejemplo de vínculo familiar, o extranjeros centroamericanos que vienen a preguntar por trámites ya que tuvieron un hijo acá en México o se casaron con persona mexicana, pero esos son como un poquito más reducidos, un 95 por ciento es de trámites de refugio", señaló.

Sin embargo, cuando hay caravanas este flujo aumenta, hay meses que es menor, a veces se mantiene estable pero acompañan un promedio de 40 a 45 procesos por mes, si bien muchos se confunden porque creen que les pueden agilizar los trámites, ellos están prestando este servicio como una labor humanitaria.

“Ellos piden sus formatos en INM y nosotros los ayudamos a llenarlos, a veces no saben leer o escribir o cómo llenarlo y ahí no les dan la información, los acompañamos porque no saben cómo empezar ni terminar, recibimos muchos adolescentes y jóvenes de 20 a 40 años, en su mayoría varones, así como familias y mamás solteras

centroamericanos, más de Honduras desde que repuntó este flujo migratorio”, detalló.

Además, invitó a sentir esa empatía por todas las personas, dignificar a la persona, así como ella es abogada, hay una médico, una psicóloga, pero más allá es darle el trato a la persona, que viene recorriendo un camino bastante difícil y que en la calle lo vuelvan a maltratar no es digno, sino que tratan de acogerlos y con el buen trato es más que suficiente.

“A veces la misma autoridad abusa de ellos, nos dicen que les robaron, los golpearon, tanto en frontera como ya en México, no nos consta pero sí nos lo cuentan, aquí se les ofrece el servicio y lo toman de manera voluntaria, aunque lo ideal sería que todos pasaran a atención psicológica, lo bueno es que sí se están aperturando más a acudir con un psicólogo”, finalizó.

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