Por el amor que te siento, soportare todo lo que me hagas

Tuxtla.- ¿El amor todo lo puede? Estamos caminando en un rumbo el cual se dejan pasar aspectos considerados “normales”, principalmente guiadas por una educación autoritaria donde debe existir una parte dominante, cayendo en una comparación biológica sin algún tipo de explicación social, dejándose llevar por la frase “sobrevive el más fuerte” .

Según la OMS, 3 de cada 10 adolescentes denuncian sufrir violencia en el noviazgo, en el caso de México el 76% de los jóvenes entre 15 y 17 años han padecido estas situaciones, en los datos oficiales del 2020 mencionan que 4 de cada 10 mujeres en el país sufrieron violencia por parte de su pareja. El INEGI muestra que el 43.9% de las mujeres que han conciliado una relación sin vivir juntos enfrentaron agresiones; las cuales están segmentadas en varias ramas, dividiéndose en violencia emocional el 40%, víctima de maltrato físico el 17.9%, ataques sexuales el 6.6% y de carácter económico el 20.9%.

¿Cuántas veces nos hemos enganchado a creer que existe un amor romántico? Aquel por el cual se debe soportar escenarios catastróficos que terminan afectándonos, bajo conceptos ficticios sacados de una telenovela. La doctora en humanidades y estudios históricos, docente de la licenciatura en historia de la Universidad Autónoma del estado de México, Belén Benhumea Bahena nos brinda sus puntos de vista ante estas situaciones. Comenta ser un producto proveniente de una herencia cultural marcada por la violencia machista que abarca tanto hombres como mujeres; basándose en relaciones de poder que reproducen roles y estereotipos de género donde una de las personas es sometida, violentada, subordinada sexual y psicológicamente.

Explica: “Pareciera que la violencia en este tipo de relaciones se ha naturalizado, incluso romantizado; de manera directa o indirecta, pasando por alto la manifestación más ínfima de agresión bajo la convicción de que: el amor todo lo puede, el amor es sufrir o bien, porque así debe de ser”. Los datos proporcionados nos señalan una estadística de las mujeres solteras entre 15 y 29 años han sufrido violencia física y/o sexual en su reciente relación, el 15.2% reporto moretones o hinchazón, el 2.7% declaro cortadas, quemaduras, perdida de dientes, fracturas, aborto prematuro, el 4.8% fueron hospitalizadas, contagiadas de alguna transmisión sexual, el 78.2% no reporto daño físico, pero representaron otro tipo de consecuencias.

Los ejemplos que nos presenta la doctora son: humillaciones, agresión física, bromas o chistes, golpes, desinterés, controlar su entorno, violación, etcétera. Entre los factores que existen se aluden los más importantes que es la formación basada en estereotipos de género donde se insta al varón a someter, dominar y controlar; el mito del amor romántico que son procesos de relaciones codependientes, resaltando mitos de “ser el complemento de la otra persona”, “se sufre cuando se ama”, “el amor cambia a las personas y el amor todo lo puede”. Uno de los patrones más difíciles de romper es el circulo de violencia en el noviazgo, el cual se representa como un protocolo repetitivo iniciando con un acto violento, posteriormente un arrepentimiento que llevara a la reconciliación denominada “luna de miel”, para después de un tiempo prologado se vivan momentos de tensión y se reincida al acto violento.

Por temor al agresor las parejas en un 78.6% evitan levantar una denuncia, aunque cada individuo no se debe juzgar ni revictimizar, erradiquemos las expresiones afirmando que le gusta estar en ese lugar, no conocemos los procesos que esté pasando; dejando en claro que la violencia se vive de muchas maneras las cuales debemos poner más atención, desde la indiferencia y daño emocional, hasta una agresión física. Menciona Francisco Rivas, director de la ONG “Este no es un tema mexicano si no mundial, el primer agresor de las mujeres es precisamente la pareja y este no puede ser atendido solamente desde el sistema de justicia”.