El gigante de los deportes: Quien halla esposa halla la felicidad
- ISMAEL QUINTERO
- 1 abr
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 2 abr

Cuando se habla de personas con discapacidad, la sociedad suele generalizar que son incapaces de realizar o hacer cosas, sin embargo, considero que, la discapacidad es la capacidad de hacer extraordinariamente capaz.
Quiero agradecer a esta casa editorial, permitirme a partir de hoy llevarles a través de estas líneas, como ha sido y es mi vida con esta discapacidad llamada Acondroplasia, un trastorno que afecta el crecimiento y desarrollo de huesos, cartílagos y tejidos conectivos, ocasionando el tipo más común de enanismo.
Se estima que a nivel mundial una de cada 25 mil personas nace con una alteración genética, conocida como acondroplasia. Se caracteriza por una baja estatura (inferior a 1.40 metros aproximadamente) un rango de movimientos limitado en los codos, macrocefalia, brazos y piernas cortos, dedos pequeños e inteligencia normal.
A mis 41 años de edad he aprendido a vivir con esta condición, donde me he enfrentado en todo momento a burlas, desde simples comentarios y hasta los más hirientes que puedan imaginar, situación que por mucho tiempo me avergonzó en poder tener una novia y menos me imaginaba tener una esposa e hijos.

Y es que el miedo de tener una pareja, era por si ella estaba preparada para todas estas burlas y señalamientos que a diario se me dan, y por temor a que ella se sintiera avergonzada, mejor decidía quedarme callado cuando alguien me gustaba, contando con los dedos de una mano y sobrándome dedos, las relaciones o noviazgos que tuve antes de casarme.
Quise iniciar con este tema, porque justo este 2 de abril cumplo nueve años de casado, con esa persona a la que no le importó cargar con esas burlas durante su vida e incluso se atrevió a ir a más, tener hijos, sabiendo que las probabilidades de que naciera con esta condición fueran del 50 por ciento.

El sueño de toda mujer es encontrar a su príncipe azul y obvio físicamente no reunía estas características, pero ello vio en mi algo que la llevó a darme el SI QUIERO SER TU NOVIA un 28 de diciembre del 2013 y un 2 de abril del 2016 el SI ACEPTO SER TU ESPOSA.
Son nueve años, donde ambos hemos aprendido uno del otro, ella a ser paciente en muchas cosas que por mi condición no puedo realizar, como cargar cosas pesadas y cargar a los niños cuando se quedan dormidos, por mencionar algunas; y yo a dar mi mayor esfuerzo, dar la milla extra en cosas que mucha gente vería complicado y difícil de realizar, pero tengo que hacerlas a mi manera.

Hoy, ese noviazgo de casi tres años y matrimonio de nueve, nos ha dado dos hermosos frutos, Débora y Noé, dos niños que NO nacieron con mi condición, pero de la cual han aprendido, se han acoplado, me han amado, pero bueno, esa es otra historia que les platicaré en otro texto.
Quiero aprovechar para agradecerte Luz, por decirme SI; tengo la firme seguridad que a tu llegada mi vida cambió, confirmando lo que dice la palabra de Dios en Proverbios 18:22 “Quien halla esposa halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el Señor”.
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