top of page

Relación entre migración y suicidio

  • EDITORIAL
  • 13 oct
  • 3 Min. de lectura

ree

La migración, especialmente en sus formas forzadas, conlleva una profunda carga emocional. Para las personas en contexto de movilidad humana, el desplazamiento no solo implica un cambio geográfico, sino también la pérdida de vínculos familiares, amistades, identidad, estabilidad y seguridad. Esta experiencia puede desencadenar síntomas psicológicos graves, como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático y trastornos de adaptación, que afectan directamente el bienestar emocional. Desde el enfoque cognitivo-conductual, se comprende que pensamientos, emociones y conductas están relacionados. Ante situaciones de estrés extremo como la migración pueden surgir patrones de pensamiento negativos, distorsiones cognitivas y conductas de evitación que deterioran la salud mental. La pérdida de control, la incertidumbre sobre el futuro y la percepción constante de amenaza activan esquemas cognitivos disfuncionales, incrementando el riesgo de trastornos psicológicos. Uno de los diagnósticos más frecuentes en este contexto es el trastorno de adaptación, definido por el DSM-5-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, Quinta Edición, Revisión del Texto) como la aparición de síntomas emocionales o conductuales clínicamente significativos en respuesta a un factor estresante identificable, que afectan el funcionamiento social, laboral o personal. En personas en movilidad humana, estos factores incluyen la separación familiar, la discriminación, la violencia en tránsito, la precariedad económica y la falta de acceso a servicios básicos. Estudios realizados en México han documentado que muchas personas migrantes presentan signos de daño psicológico relacionados con experiencias vividas tanto en sus países de origen como durante el tránsito. Sin embargo, la atención a la salud mental suele quedar relegada frente a la urgencia de resolver trámites migratorios, conseguir empleo o asegurar alojamiento. Esta postergación puede agravar los síntomas y aumentar el riesgo de ideación suicida. Diversos estudios internacionales han abordado la relación entre migración y suicidio. Se ha observado que la ideación suicida es más frecuente entre personas solicitantes de asilo, debido a factores como el aislamiento, la falta de redes de apoyo, la sensación de no tener futuro y las condiciones de hacinamiento. Este trastorno puede manifestarse con síntomas de ansiedad, depresión o alteraciones conductuales, y se ha documentado su asociación con un mayor riesgo de ideación suicida y suicidio consumado. Las personas migrantes enfrentan un riesgo elevado de comportamiento suicida en comparación con la población general, especialmente cuando se enfrentan a barreras lingüísticas, estrés aculturativo, pérdida de estatus y falta de acceso a servicios de salud mental. Las mujeres migrantes, en particular, presentan una mayor incidencia de trastornos del estado de ánimo y estrés postraumático, derivados de experiencias de violencia tanto en sus países de origen como en el tránsito migratorio. En México, el contexto de violencia estructural y la falta de garantías para el respeto de los derechos humanos agravan esta situación. Las personas en movilidad humana, al no contar con un estatus jurídico regular, enfrentan mayores obstáculos para acceder a servicios de salud mental, lo que puede derivar en crisis emocionales no atendidas. Frente a este panorama, es fundamental recordar que no hay salud sin salud mental. La atención emocional debe ser parte integral de cualquier política migratoria, y los servicios deben estar disponibles desde el primer contacto con las personas en movilidad humana. En Sin Fronteras IAP, trabajamos en este sentido, ofreciendo acompañamiento psicosocial, asesoría jurídica y actividades comunitarias que fortalecen la resiliencia y el sentido de pertenencia. En el marco del Mes de la Prevención de la Salud Mental, el próximo 28 de octubre de 2025 se llevará a cabo una jornada de salud mental, con el objetivo de sensibilizar y concientizar sobre el impacto emocional de la migración forzada. Esta actividad busca visibilizar las necesidades psicosociales de las personas migrantes, así como promover espacios seguros de escucha y contención. Hablar de suicidio en contextos de movilidad humana no es fácil, pero es urgente. Porque detrás de cada historia hay una persona que merece ser vista, escuchada y acompañada. Porque prevenir el suicidio también es garantizar derechos, construir comunidad y sembrar esperanza.

Comentarios


251128 950x125.jpg
251128 950x125.jpg
Estar Consiente.jpg
bottom of page