Roberto, arreglando “corazones rotos” desde la infancia
Tuxtla.- La medicina es quizá una de las profesiones más nobles del mundo, quien se dedica a ella invierte mucho más que su tiempo: se requiere esfuerzo, sacrificio y empatía para hacer un buen trabajo, literalmente son vidas las que dependen de estos profesionales que todos los días dan lo mejor de sí para cambiar la vida de los demás.
Roberto Mijangos Vázquez es cardiólogo pediatra intervencionista, lleva más de ocho años de carrera, pero admite que la medicina le gustó desde niño: desde aproximadamente los 10 años de edad tiene el gusto por la medicina, por la estancia en los hospitales, le llamaba mucho la atención estar en un hospital y desde pequeño quería ser cardiólogo, no sabía si de niños o de adultos, pero ya sabía que quería ver el corazón más allá de lo que acostumbramos.
“Por eso a través del tiempo fui intentando, por ese gusto por la medicina, por el corazón, cuando llegué ya a la universidad, decidí estudiar medicina y todo el trayecto me fui orillando cada vez más hacia la cardiología, a final de cuentas, me decidí por ser cardiólogo pediatra… ha sido una experiencia muy bonita dedicarme a los niños, ha sido algo increíble, el poder ayudarlos sobre todo, la gratitud de los niños, uno a veces piensa que los niños pequeños no pueden expresarse al 100 por ciento, la realidad es que cuando uno les ayuda y ellos se dan cuenta, la gratitud que uno recibe es sumamente enorme”.
Es el hecho de poder beneficiar a sus familias, de poder cambiar el rumbo de la historia de una enfermedad en el corazón, eso ha sido algo que le ha llenado el alma, que día a día lo hace tratar de ser mejor ser humano sobre todo, y ser mejor profesionista, para darse a ellos, para entregarse a ellos y para poder seguir brindando salud, que es lo más importante para todos.
“A veces no todo es color de rosa, hay ocasiones en que nos enfrentamos a casos sumamente complejos en donde hay poco que hacer, poco que ofrecer, el dar la noticia a los padres de alguna mala evolución de sus niños, obviamente es sumamente difícil, complejo, complicado, habrán casos en específicos que hayan significado retos para mí, no tanto como un reto técnico, sino de enfrentarme a la tristeza de algunos padres que reciben malas noticias, que no hay mucho que ofrecerle a sus niños”, lamentó.
Siempre destacado en su campo, acaba de recibir un premio por parte de Grupo Mensa, que es un grupo de personas con alto coeficiente intelectual, una asociación internacional que no solamente esté en México, sino a nivel mundial, en su sede en nuestro país hizo este certamen del Premio Nacional de Investigación en diferentes ramas, él ganó en salud con un trabajo de investigación que data desde que llegó a Tuxtla, en 2016, en donde ha hecho un trabajo ya de ocho años, haciendo cateterismo cardíaco en niños con cardiopatías congénitas, esto lo plasmaron en un trabajo de investigación, es toda su experiencia en ese tiempo que llevan y eso les agradó, les gustó.
“Los resultados han sido muy buenos, la realidad es que nuestros números son muy buenos y al verlos plasmados les agradó y nos dieron el reconocimiento a nosotros aquí en Chiapas, realmente plasmamos nuestra experiencia en cuanto al manejo de las cardiopatías congénitas a través de cateterismo cardiaco, la incidencia, el tipo de cardiopatías que prevalecen en Chiapas, cómo las tratamos, los resultados que hemos tenido con el cateterismo, las complicaciones, y al final de cuentas la mortalidad, las complicaciones que tenemos son sumamente bajas incluso, por debajo del porcentaje reportado a nivel mundial, nuestras estadísticas de éxito están arriba del 98 por ciento, incluso con muy buenos resultados y eso fue lo que caracterizó el trabajo, el buen resultado que hemos tenido con los niños”.
En el marco de este día, que se conmemora el Día del Médico, siempre ha pensado que deben tener compromiso, en su caso con la niñez, con cardiopatías congénitas, cada quien en su ramo, con sus pacientes, ellos son los que les dan el aliento, ese motivo para seguir adelante día a día, no es fácil, todos los médicos saben que su camino no es fácil desde que comenzaron a estudiar hasta el día a día después de ser especialistas, subespecialistas, alta especialidad, es complejo, difícil, no es fácil lidiar con la familia, el entendimiento del tiempo que tienen que dedicarle a sus pacientes, no es fácil, pero siempre se deben a sus pacientes y tienen que ser congruentes con su juramento, que en algún momento dieron y que les debe hacer tener la cabeza en alto y darse siempre a todos sus pacientes.
“He tenido la fortuna de ser invitado por diferentes asociaciones, grupos internacionales de médicos para participar haciendo lo que yo hago, que es el cateterismo cardíaco en otras partes del mundo, he estado en lugares como Perú, El Salvador, Honduras, Vietnam, he participado con grupos de hospitales de Estados Unidos, de Europa y latinos también, con los cuales hemos hecho un equipo muy importante, sobre todo en Honduras, el país que que más visitamos, donde más se necesitan cuidados cardiovasculares, apoyo de especialistas en la medicina cardiovascular, y hemos podido tener una experiencia muy grata en estos lugares”, compartió.
Sobre todo en Honduras, que la considero su segunda casa, va ahí dos veces al año y operan más o menos 30 niños por vez, han operado más de 100 niños desde que comenzaron su labor allá en San Pedro Sula, diferentes cardiopatías congénitas, muy complejas, retos importantes pero ha sido muy gratificante, el agradecimiento de los niños hondureños, de las familias hondureñas es increíble, y cuando va para allá se siente en casa, le hacen sentir que los quieren, que los esperan con muchas ganas, no se cansa de agradecerle a Dios las bendiciones que le ha dado en la vida, y una de ellas es poder servir no solamente aquí en su estado, sino en otras partes de la República, en otras partes del mundo, eso ha sido muy gratificante.
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