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  • ALEJANDRA OROZCO

Ser mamá de una toddler

Tuxtla.- Pasó el primer año de Elisa, y parece que empezó a crecer tres meses por noche: los pañales etapa 4 ya le quedan apretados, pañaleros que usaba del diario de pronto ya no le cierran, está más alta, más grande y mucho más inteligente.



Definitivamente ya no es una bebecita, pero tampoco es una niña grande: está en ese limbo de no ser ni muy chiquita ni muy mayor, por lo que creo que ya puedo recurrir a la palabra que sirve para describir esta etapa de su vida.


Elisa es una toddler. El término está muy de moda, en general significa “niño pequeño” pero viene del verbo en inglés “toddle”, que significa caminar inestable, porque eso es lo que quiere hacer todo el día, dar unos pasos, agarrar mi mano y volverlo a intentar.


Si bien los pediatras usan el término “lactante” los primeros dos años y “preescolar” de los dos a los cinco, hay una etapa intermedia que va de los 12 a los 36 meses -de 1 a 3 años, pues- en la que hacen la transición de bebés a niños, con un gran desarrollo cognitivo, emocional y social.

Esta etapa es como una pre adolescencia, aprenden a caminar, a hablar, a ir al baño, habilidades que les durarán toda la vida y por ello requieren mucha paciencia en el proceso, su cerebro va a mil por hora y tienen mucho que aprender en poco tiempo.

Lo que más caracteriza a esta etapa es la búsqueda de su independencia, dándose cuenta que hay cosas para las cuales sí necesitan ayuda, y es de ahí donde vienen los cambios de humor, la negatividad y la irritabilidad.


Quizá el punto cumbre es a los dos años, por eso se les llama “los terribles dos”, donde hacen más berrinches que nunca y a muchos niños les llega antes incluso de los 24 meses de vida, por eso hay que tener muchísima paciencia, porque para hacer berrinche no hay hora ni lugar.


Hasta este punto, la vida de Elisa es así: todo el tiempo está repitiendo las palabras que escucha, cada vez relaciona más de ellas y trata de usarlas todo el tiempo, ya dice algunas frases compuestas como “más jugo”, “chichi mamá” o “vamos calle”, prácticamente ya pide todo lo que quiere, como agua, bañarse, su trapo, su leche o hasta cuando va a hacer popó.


Además, todo el tiempo quiere estarse bajando al piso a caminar, y ya da sus pasos sola, pero se siente más segura si la agarras de la mano, el problema es que quiere salir corriendo y todavía no lo controla, pero le emociona muchísimo estar en el piso, y cuando se cansa se pone a gatear.


También le encanta andar en el carro o en la calle. Llegando a la casa vuelve a decir “vamo”, y si le preguntas a donde dice “calle”, y llora si no la llevas; ese es su berrinche más común, cuando no la quieres sacar o cuando no le quieres poner “Ana” que son canciones en YouTube (entre ellas una que se llama Mariana, por eso lo relaciona con esa palabra).


Sus siestas varían, pueden ser una o dos, en total duerme de 40 minutos hasta dos horas, por lo que en la noche es más fácil que caiga rendida -sobre todo cuando en el día caminó mucho y se cansó, o cuando durmió poquito-, durante la noche ya se ha echado hasta 8 horas seguidas, se levanta a tomar chichi y se vuelve a dormir hasta las 8, por lo regular.


Con el calor que ha hecho, a cada rato pide baño o jugar agua, la hemos bañado hasta tres veces en el día porque suda mucho -lo heredó de su papá- le encanta reír, hacernos reír, es súper tierna y cariñosa porque da besitos y abraza, pero también de repente muerde y da manotazos.


Ya empieza a mostrar su lado toddler... todavía falta lo más pesado, por ahora lo difícil es seguirle el ritmo porque tiene mucha pila, tener paciencia cuando quiere escuchar el mismo cuento una y otra vez, aguantar el dolor de cintura por andarla caminando, y disfrutar de ver cómo a diario cambia, crece y aprende.

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