Turismo en Chiapas: dos meses que confirman el potencial y el desafío

Los últimos dos meses han sido reveladores para el turismo en Chiapas. Noviembre y diciembre mostraron, una vez más, que el estado posee un enorme potencial turístico capaz de detonar desarrollo económico, cohesión social y proyección nacional e internacional. Sin embargo, también dejaron claro que el verdadero reto no está en atraer visitantes por temporadas, sino en convertir el turismo en una política pública sostenida y equitativa. Durante este periodo, destinos emblemáticos como San Cristóbal de las Casas, Palenque, Chiapa de Corzo, Comitán y las zonas ecoturísticas registraron una mayor afluencia de visitantes. La actividad turística se reflejó en mayor ocupación hotelera, movimiento en restaurantes, transporte, comercio local y venta de artesanías. Para miles de familias, especialmente aquellas que dependen directamente de esta actividad, estos meses significaron ingresos fundamentales para cerrar el año con mayor estabilidad. Desde una perspectiva social, el turismo ha sido un motor que reactiva comunidades enteras. Cada visitante genera una cadena de beneficios que alcanza a guías turísticos, cocineras tradicionales, artesanas, transportistas y pequeños empresarios. En regiones donde las oportunidades son limitadas, el turismo se convierte en una alternativa real de sustento y arraigo comunitario. No obstante, el análisis no puede quedarse solo en las cifras positivas. El comportamiento turístico de estos dos meses también evidencia la dependencia de Chiapas de temporadas altas. La afluencia crece en fechas específicas, pero se reduce de forma significativa el resto del año, lo que genera incertidumbre económica para quienes viven de esta actividad. Esta intermitencia obliga a repensar el modelo turístico desde una visión más integral y de largo plazo. El factor seguridad ha sido determinante en esta reactivación. La percepción de tranquilidad en carreteras, pueblos y destinos turísticos ha sido clave para que visitantes regresen y recomienden Chiapas como un lugar seguro para viajar. La estabilidad social no solo garantiza bienestar, sino que se convierte en un activo económico estratégico para el sector turístico. Desde el ámbito político, estos meses representan una oportunidad para evaluar si el turismo está siendo utilizado como herramienta de desarrollo regional o solo como un paliativo temporal. La responsabilidad del Estado es clara: fortalecer la infraestructura turística, profesionalizar los servicios, promover destinos emergentes y asegurar que los beneficios económicos lleguen a las comunidades, sin depredar el entorno natural ni cultural. El turismo en Chiapas no puede seguir concentrándose solo en unos cuantos destinos ni limitarse a temporadas específicas. La diversidad cultural, histórica y natural del estado permite pensar en un modelo más incluyente, donde comunidades indígenas y rurales participen de manera justa y directa en la economía turística. Los últimos dos meses confirman que Chiapas tiene todo para consolidarse como uno de los grandes destinos del sur de México. Pero también advierten que sin planeación, inversión social y visión política, el turismo seguirá siendo una promesa intermitente. Convertir esta actividad en una fuente permanente de bienestar es el desafío que queda sobre la mesa. Porque en Chiapas, el turismo no debe ser solo una visita pasajera, sino una ruta constante hacia el desarrollo, la dignidad comunitaria y la prosperidad compartida.