Uso de pirotecnia puede resultar fatal
Tuxtla.- La temporada decembrina suele ser en donde más repuntan ciertos incidentes, por ejemplo las quemaduras y accidentes por el uso de pirotecnia, que afectan en mayor medida a menores de edad, quienes pueden resultar con quemaduras, pérdida de extremidades, o incluso perder la vida por algo que toman como un juego, pero no lo es.

Es por ello que el Cuerpo de Bomberos de Tuxtla Gutiérrez, realizó una demostración de los alcances que puede tener la pirotecnia, detonando diversos artefactos como las llamadas palomas, así como otros más pequeños, que hicieron volar en pedazos latas de metal, carne y frutas, exhibiendo así lo dañinos que pueden ser.
Rodulfo Gálvez, presidente de este patronato, lamentó que todos los años se tienen incidentes de este tipo, ya sea por la explosión de puestos donde se vende ilegalmente o en sitios donde se almacena esta mercancía, además de los accidentes propios de las posadas y otras festividades donde suelen “quemarse” y muchas veces sin supervisión. Añadió que afortunadamente, este año no se han presentado incidentes que lamentar, pues asegura que los padres ya son más conscientes de evitar o supervisar su uso, sin embargo en promedio tienen de tres a cuatro llamados de este tipo por cada temporada decembrina, cifra que esperan vaya disminuyendo hasta ser inexistente.
Eloy Cruz Llaven, coordinador operativo de la institución, recomendó a la población que si un artefacto no explota, no hay que acudir de inmediato a recogerlo, sino esperar de 3 a 5 minutos para después usar un recogedor y meterlo a una cubeta con agua, o bien, echarle arena para que quede inactivo y ya no represente un riesgo.

Cabe recordar que la venta y compra de pirotecnia está prohibida, pues además de constituir un delito, es sumamente peligrosa, no solo para quienes pueden sufrir una detonación en su propia mano, sino que además, puede dañar los tímpanos y oídos de personas cercanas, sin hablar del daño que le causa a las personas neurodivergentes que no toleran ruidos tan fuertes.
Además, las mascotas, que son sumamente sensibles, pueden experimentar daños en la audición, taquicardia, ansiedad, estrés y otros efectos, que los pueden orillar incluso a saltar desde ventanas o balcones, asimismo perciben el ruido más fuerte y esto repercute en su bienestar.
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