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Voluntariado y liderazgo: la cara humana de la contratación por Mérito, Excelencia e Inteligencia (MEI)

  • VANESSA TRACONIS QUEVEDO
  • 6 may
  • 3 Min. de lectura

​En un entorno profesional cada vez más competitivo, la contratación por Mérito, Excelencia e Inteligencia (MEI) ha emergido como una alternativa a los modelos tradicionales. Este enfoque busca identificar y seleccionar al mejor talento, basado en los logros, la experiencia real y la capacidad para resolver problemas, más allá de etiquetas, contactos o aspectos superficiales. La esencia del MEI está en eliminar prejuicios y enfocarse en lo que realmente importa: la capacidad, la inteligencia aplicada y la excelencia de las personas, en todas sus formas.

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​No obstante, diversos expertos laborales han advertido que si este modelo se aplica con rigidez, corremos el riesgo de caer en una nueva forma de exclusión: una que valora únicamente los títulos, los diplomas o la experiencia profesional formal, sin considerar otros espacios donde también se forja el talento. Se cuestiona así la suficiencia de los títulos universitarios y técnicos, al plantearse que es más importante poseer competencias reales para la solución de problemas que una preparación exclusivamente académica y general.

​En los últimos años, desde el punto de vista laboral, se ha reconocido que las cualidades necesarias para un desempeño productivo no dependen exclusivamente de la formación escolar formal. Hoy se valora también la instrucción derivada de experiencias en situaciones concretas, muchas de ellas adquiridas fuera del aula. Cada vez más empresas entienden que no bastan los diplomas para calificar a una persona como profesionalmente competente; se requiere observar también su capacidad de liderazgo, su compromiso y su habilidad para actuar en escenarios reales y complejos.

​En este sentido, el voluntariado cobra un valor inmenso. Lejos de ser solo una actividad altruista, es una verdadera escuela de liderazgo, trabajo en equipo, inteligencia emocional y compromiso social. El voluntariado permite adquirir conocimientos, habilidades y destrezas que difícilmente se aprenden en un aula. Liderar un proyecto social, coordinar un equipo solidario o resolver problemáticas comunitarias con recursos limitados son ejercicios profundos de formación humana y profesional.

​Las personas voluntarias desarrollan habilidades sociales clave: comunicación efectiva, empatía, resiliencia, tolerancia, pensamiento crítico, resolución de conflictos y gestión emocional. También fortalecen su identidad, aprenden a convivir con la diversidad cultural y social, amplían su perspectiva del mundo y adquieren una comprensión más profunda y humilde de la realidad. Esto impacta positivamente no solo en su vida personal y profesional, sino también en su salud física y mental, como lo confirman diversas investigaciones científicas.

​Además, el voluntariado genera oportunidades de networking, una herramienta invaluable para el futuro laboral. Al interactuar con otras personas comprometidas, con organizaciones, empresas y líderes sociales, se abren nuevas puertas que pueden consolidar trayectorias profesionales sólidas y con propósito.

En muchas escuelas se han integrado programas como el CAS (Creatividad, Actividad y Servicio), un componente esencial del Programa del Diplomado del Bachillerato Internacional. Este programa extracurricular busca complementar el aprendizaje académico mediante experiencias significativas:

  1. Creatividad: Exploración de ideas y desarrollo de productos o actuaciones originales.

  2. ​Actividad: Participación física o intelectual que promueve la salud y el bienestar.

  3. ​Servicio: Colaboración con la comunidad, respondiendo a necesidades reales, con un enfoque de aprendizaje y compromiso.

​​A través de CAS, los estudiantes adquieren herramientas para reflexionar sobre sus experiencias, reconocer sus fortalezas, identificar áreas de mejora y crecer personal e interpersonalmente. Un ejemplo notable es el Colegio La Paz en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, que bajo la coordinación de la Maestra Nonantsy López ha colaborado con el Día de las Buenas Acciones (DBA) durante varios años, formando generaciones de jóvenes con una visión clara de liderazgo social y compromiso comunitario.

​​Estas experiencias deberían ser parte estructural de todos los centros educativos, no como actividades complementarias, sino como parte integral de la formación ciudadana. Y no es un deseo idealista: algunas de las empresas más reconocidas del mundo como Boeing, Microsoft, Panera Bread, PwC, SAP, Timberland, Sanofi, Mobility ADO, entre muchas otras promueven activamente el voluntariado corporativo como estrategia de desarrollo humano. Del mismo modo, organismos como UNICEF y Naciones Unidas valoran en sus convocatorias tanto los títulos académicos como la experiencia en proyectos voluntarios.

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​​Por todo ello, impulsar el voluntariado como una práctica habitual en escuelas, centros laborales y comunidades ya no es solo deseable: es urgente. Cultivar esta experiencia en jóvenes y adultos permite formar ciudadanos con propósito, autonomía, sentido de pertenencia y conciencia crítica, capaces de ser agentes de cambio frente a desafíos globales como la desigualdad, la emergencia climática o la defensa de los derechos humanos.

​​Desde Fundación RedSalud Internacional y Good Deeds Day, le apostamos al voluntariado como una herramienta transformadora. Creemos en su poder para formar líderes auténticos, construir comunidades resilientes y promover la justicia social desde la acción concreta, con una simple técnica “Hacer el Bien”.

Haz la diferencia. Súmate con nosotros. Porque ayudar no solo transforma vidas… también te transforma a ti. Si quieres sumarte a nuestro movimiento, contáctanos: direccion@rsalud.com.mx

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