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  • ALEJANDRA OROZCO

Yamil, sie7e años pidiendo justicia para Yuri

Tuxtla.-  En esta ocasión nos acompaña Yamil Trejo, enfermera de profesión y madre de Yuri Lisset Méndez Trejo, víctima de feminicidio, por lo cual pertenece a la Red de familias víctimas de feminicidio, y ha pasado los últimos años luchando, marchando; si bien le gustaría ser reconocida por su trayectoria, dice que Dios la puso en este camino, que ha tratado de caminar a pesar de los tropiezos y solo así logró acceder a la justicia en Chiapas.


“Yuri era una chica de 21 años, enfermera, a un año de haber terminado la carrera, por su desempeño inmediatamente consiguió un puesto de vacunación en la Jurisdicción sanitaria 1, le gustaba su profesión, estudió dos años con Milton enfermería, quien vivió en nuestra casa, convivió con nosotros como un miembro más de la familia, salían juntos, él se regresa a Arriaga y Yuri termina su servicio social, en 2016 se encuentran, porque él viene a estudiar medicina y retoman la amistad, él ya tenía una casa… ese 23 de noviembre salen a cenar, no hay ninguna desconfianza ni de Yuri ni de nosotras hacia el, pero ella no regresa”, recuerda.



Al día siguiente, recibe un mensaje del número celular de Yuri donde le pedían un rescate de tres millones de pesos si quería volver a verla, primero pensó que era una broma o que le habían robado el teléfono a su hija, la fue a buscar a su trabajo y le dice su jefe que no llegó, empiezan a marcarle y mandaba a buzón pero estaba en línea en WhatsApp, le marca a su hija Itzel a Huixtla y le dice que vaya a la policía anti secuestro pero no hubo respuesta de ellos, no le levantaron ningún acta de hechos, le dijeron que siguiera buscando, pues no habían pasado ni 24 horas y deben ser de 48 a 72.

“Me dijeron que era un auto secuestro porque el mensaje venía de su número, pero yo sabía que ella no me haría eso y ella sabía que no teníamos esa cantidad de dinero, y si así fuera, quién mejor que yo para poner la denuncia como medida de apremio, me mandan a seguirla buscando y volver a las 7 de la noche, les dejo su número y el de Milton, de quien a las 7 fui a su casa porque antes no me contestaba y no sabía en qué salón estaba, me dice que fueron a cenar y entre 11:30-12:00 la dejan en la novena sur, le pregunto que él y quién más, y me dice que un amigo, Iván, que es de Puebla, que primero pasaron a dejar a Yuri y luego lo fue a dejar a él, esto me lo dice todo adormitado, y no le creí”, recuerda.

Subieron la foto de Yuri a Facebook, la llevaron a la terminal a preguntar por ella y nadie la había visto pero sí la conocían, se llevaba muy bien con los taxistas porque siempre viajaba para Huixtla, llevaban 11 años viviendo cerca de la terminal, regresa a fiscalía antisecuestro para pedir que a Milton lo interrogue un policía, pero no podían hacer eso porque tenían que levantar un acta, todo con tal de sentirse acuerpada por una autoridad, en cambio se sintió desolada, ya que el protocolo era no emitir ninguna ficha hasta después de tantas horas, en ese momento estaba peor que el miércoles que salió a cenar porque sabía que iba a regresar, ya estaba pensando quién se la llevó, dónde está, qué le estarán haciendo, dice que su mente se ponía más ansiosa, no podía dormir.

“A las 7 de la mañana mi vecina me dice que ya apareció, me esperaba a una Yuri golpeada, sangrando, lastimada, me dice que está afuera en el portón, pero no ella, sino un voceador gritando la noticia, de que en esta casa vivía la enfermera que encontraron en el kilómetro 5+800… eso fue lo peor, ese día, porque ver la foto, que sí era el color de la ropa que traía, no venía la credencial pero verla embolsada… yo me imaginé que la habían destrozado toda, agarro mi carro y me voy, la casa estaba llena de vecinos, siempre estaré agradecida por la solidaridad, que no me dejaron, yo no tengo familia en Tuxtla, estuvieron acuerpándome, apoyándome y en ese momento recibí la llamada de ministerial de la policía de Coita, que tenía que ir a Semefo, que si era su mamá, y me manda la foto de la credencial. En ese momento no estaba triste, estaba enojada, con rabia, molesta, le marco al licenciado antisecuestros y le digo que ya apareció Yuri, que está muerta y me enteré por un periódico”.

Actualmente, Iván está en El Amate después de un proceso muy largo, recuerda que en enero después del feminicidio, mientras hacía los trámites para trasladar el cuerpo de Yuri a Huixtla, Iván y Milton acuden a un DIF a hacer una carta, explicando que salieron a cenar y se deslindan de los hechos de la muerte de Yuri, pues ahí trabajaba el padrino de Milton, mandan ese papel al entonces fiscal Raciel Salazar, pero no hay crimen perfecto… el periódico decía que había sido atropellada, pero ella pidió al perito que le permitiera entrar a tocarla, revisarla, tuvo ese apoyo y se dio cuenta de que no fue atropellada, que fue asesinada porque recibe un golpe en la cabeza donde le quiebran el cráneo y queda expuesta la masa encefálica, ese es el golpe que la mata, pero antes ya presentaba golpes, tenía fracturado el brazo y dos dientes, es decir que hubo golpes previos a que acabaran con ella, intentó defenderse.

“Yo le dije a Itzel, nos quedamos sentadas con un certificado por atropellamiento o investigamos, porque no estaba convencida, me dice, lo que tú decidas te tengo que apoyar, venimos a la fiscalía, la de Chiapa de Corzo se declara incompetente y nos mandan a la de homicidio de Tuxtla, el entonces fiscal me dice que existe ese papel y que los van a mandar a llamar, declaran que pasan a traer a Yuri a su casa, se van a cenar a una taquería en Las Palmas, pasan a comprar refrescos a una tienda y cada quien se va a su casa, que se sorprenden de lo que sucedió después y no tienen nada que ver, iniciaron las investigaciones y yo aclaro que no quiero un chivo expiatorio, sino al asesino de mi hija”, señala.

Incluso, empezaron a adelantarse a algunas pruebas que la fiscalía después tuvo que hacer, pues tenía que salir de esa duda, lo triste es que aún pasados siete años, considera que las cosas siguen igual, cuando se involucra en el activismo y los grupos, siempre ponía en la mesa la capacitación a ministerios públicos, pues hablamos de la perspectiva de género, de la ley de víctimas pero no sabemos de qué trata, Itzel y ella empezaron a estudiar leyes porque se encontraban palabras que no conocían, dice que tienes que involucrarte a estudiar para que puedas entender el proceso que viene, que no es fácil.

“A Iván por una declaración de Milton lo detienen en marzo de 2017, a los seis días un juez del Amate lo deja libre porque dice que aún con todas las pruebas y que Milton lo señala como el asesino, él no encuentra ninguna prueba, en ese momento su familia se acerca y me dice que les tengo que pagar lo que sobornaron al juez porque estoy haciendo un desprestigio social para sus hijos, Iván es el autor material, pero los dos estuvieron ahí, en ese entonces Iván sale libre por el abogado que tenía, a quien seis meses después nombran fiscal de procedimientos de juicios orales, entonces me topo con pared, con quién me voy a quejar, pero existen instancias federales, me pronuncio en una marcha y activistas me acompañan al juzgado federal donde también pueden revisar tu caso, no es lo  mismo ganar 10 mil pesos trabajando en la instancia del estado que 30 mil en la federal, entendí que por la remuneración económica no hacen su trabajo en uno y sí en el otro, así iniciamos un proceso que duró tres años y un buen día, con la fe bien puesta y siempre pendiente del caso, logramos una orden de reaprehensión y vinculación a proceso, estando cursando el cuarto semestre de medicina… ese día hago una pausa y digo, cómo es posible que una persona que mató aún quiera estudiar medicina y aparentar que salvará vidas”.


Paulina y Ale abonaron que muchas veces, los feminicidas son “hijos sanos del patriarcado”, sin importar su condición económica, profesión, pueden ser buenos hijos, que aportan a la sociedad, políticos, funcionarios… Iván estaba estudiando cuando lo detienen, y Yami se quedó sorprendida, se pregunta cómo es posible que económicamente un muchacho bien, de familia socialmente bien, pueda matar a sangre fría y continuar con su vida, mientras ella esos tres años se la pasó gritando, en manifestaciones, buscando cómo pagara por lo que había hecho.

“Milton se regresa a Arriaga y se esconde en una colonia que se llama Lázaro Cárdenas, su mamá le pone una farmacia, se involucra con una chica, procrea un hijo, haciendo su vida normal y yo involucrada en el acceso a la justicia, no necesitas ser un asesino serial o una persona de escasos recursos, el 80 por ciento de los feminicidios no era un desconocido, sino la pareja, ex pareja, marido, novio, alguien conocido, un vecino; Iván está en El Amate cumpliendo una sentencia de 33 años 9 meses, recurrió a un amparo para solicitar la absolución, estoy conforme, es la media pero no es la máxima, de acuerdo al 2016, pues fue hasta 2020 cuando la Comisión de feminicidios del Congreso aprueba la modificación al 164 bis y se aumenta la pena a 65 años.

Los hechos sucedieron en 2016 y por eso fue juzgado con lo que era vigente, la lucha no termina, siguen esperando a los juzgados federales, mientras Milton sigue prófugo de la justicia, estuvo un año cuatro meses en El Amate por encubrimiento y homicidio calificado, pero por una falta de verbalización de la ministerio público sale libre, por falta de capacitación para juicios orales hoy está libre, volvieron a hacer un amparo, que es concedido para que lo recapturen y vinculen a proceso, la exigencia es que lo encuentren y hagan su trabajo.

“Si bien hemos avanzado en cuestiones de amparos, como en todo, el detalle es que cuando se ejecuta, la ministerio público no tiene la capacidad, no está familiarizada con el juicio oral; cuidado con la gente, nos falta mucha empatía hacia las mujeres cuando vemos situaciones dentro del primer círculo… vivas nos queremos, ni una menos, justicia para Yuri”, finalizaron.

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