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  • COMUNICADO

El acceso al agua potable para toda la población es esencial para el desarrollo sostenible


Roma.- Con el cambio climático y el crecimiento demográfico ejerciendo cada vez mayor presión sobre unos recursos hídricos finitos, la FAO insta a los países a intensificar sus esfuerzos para aumentar la eficiencia hídrica y ofrecer acceso al agua potable a toda la población. Garantizar la seguridad hídrica global es fundamental para lograr el Hambre Cero y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, dijo el organismo de la ONU con motivo del Día Mundial del Agua.

“El agua es universal, traspasa fronteras y alimenta a todos los seres vivos: el agua es un derecho humano”, aseguró la Subdirectora General de la FAO para Clima y Recursos Naturales, Maria Helena Semedo, durante la ceremonia de clausura del primer Foro Internacional sobre la Escasez de Agua en la Agricultura (WASAG, por sus siglas en inglés), coorganizado por la FAO en Praia, Cabo Verde (del 19 al 22 de marzo). “Al igual que el agua, necesitamos fluir hacia adelante, sin dejar a nadie atrás, como el tema del Foro este año, que refleja la aspiración de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible”.

Miles de millones de personas todavía sin agua potable

En su intervención, Semedo advirtió sobre los numerosos retos relacionados con el agua que están obstaculizando los esfuerzos mundiales de desarrollo, en especial en los países con escasez de agua, donde “miles de millones de personas siguen viviendo sin agua potable y luchando por sobrevivir”.

Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2019-publicado recientemente y fruto de un esfuerzo conjunto de los organismos de las Naciones Unidas y sus asociados en el marco de ONU-Agua, hay más de 2 000 millones de personas que viven en países con un elevado nivel de estrés hídrico.

“A medida que la disponibilidad de agua dulce disminuye debido al crecimiento demográfico, la urbanización y los cambios en los niveles de vida, asistimos a un aumento de las necesidades agrícolas, industriales y energéticas. Esta lucha por alcanzar un equilibrio es nuestro mayor desafío”, advirtió Semedo, recordando que para 2050 la demanda mundial de agua aumentará entre un 20 y 30 por ciento, mientras que el suministro disminuirá de manera alarmante.

Impactos del cambio climático en la seguridad alimentaria e hídrica

En su discurso, Semedo destacó igualmente que los efectos adversos del cambio climático siguen socavando la seguridad alimentaria e hídrica.

“Las zonas áridas tienden a ser más secas; las sequías tienden a ser más frecuentes y severas; y las zonas costeras se ven más afectadas, entre otras cosas, por la intrusión de agua salada debido al aumento del nivel del mar. La agricultura es, con mucho, el sector más afectado en períodos de sequía, lo que provoca pérdidas de cosechas y una reducción de la producción”, dijo. “Estas pérdidas afectan más a los agricultores y a la población rural –añadió-, en especial a los pequeños campesinos que gestionan más del 80 por ciento de las explotaciones agrícolas del mundo, en parcelas de menos de dos hectáreas”.

Explicó además que, según estudios recientes, las sequías han afectado a más de mil millones de personas en todo el mundo en un período de diez años, subrayando que la escasez de agua y las sequías, el aumento del nivel del mar, la desertificación y la pérdida de ecosistemas son factores importantes de estrés social que también contribuyen a la migración forzada.

¿Cómo hacer frente a la escasez de agua?

Semedo subrayó la necesidad de encontrar fuentes innovadoras de agua, incluyendo el reciclaje de aguas residuales y la recolección de agua de lluvia, y el aumento de la eficiencia hídrica, en particular en los sectores agrícolas.

“En la FAO –señaló-, promovemos medidas como la selección de especies resistentes a la sequía y la salinidad, la gestión sostenible del suelo y la captación de agua. Estas innovaciones pueden contribuir en gran medida a apoyar a los agricultores, en especial a los pequeños campesinos, para garantizar la producción de alimentos en períodos de escasez de agua”.

La agricultura representa el 69 por ciento de las extracciones mundiales de agua, recordó Semedo, añadiendo que cerca del 80 por ciento de las tierras agrícolas del planeta son de secano y producen el 60 por ciento de los alimentos.

Cabo Verde: un ejemplo a seguir

Semedo se refirió a la experiencia de Cabo Verde como un ejemplo positivo al que otros países pueden recurrir cuando se trata de abordar la escasez de agua. “Cabo Verde es un pequeño Estado insular en desarrollo con un clima seco e impredecible. Esto nos expone a riesgos significativos para el sector primario, en particular para la agricultura”.

Elogió la determinación del país de garantizar la gestión sostenible del agua mediante la aplicación de múltiples estrategias de adaptación relacionadas con la seguridad hídrica, incluida la gestión integrada de los recursos hídricos, la producción alimentaria, los ecosistemas y el turismo; el desarrollo de sistemas de producción agrosilvopastoriles; y la protección de las zonas costeras.

“A pesar del clima árido del país, al adoptar tecnologías innovadoras como la desalinización, la energía solar, la reutilización de aguas residuales para la agricultura e incluso la captación de agua de niebla, el 90 por ciento de la población tiene acceso al agua potable. Es una cifra muy encomiable”, afirmó Semedo.

Reiteró que la FAO continuará apoyando a los gobiernos con estrategias de superación de riesgos como cultivos resistentes a la sequía, captación de agua, agricultura salina y otras técnicas.

Semedo concluyó citando un proverbio africano que dice: “cuando toda el agua haya desaparecido, sólo quedarán las piedras más grandes en el lecho del río”, añadiendo que “no queremos que el agua desaparezca, así que pensemos en estas grandes piedras como los cimientos de nuestra colaboración”.

Al finalizar el Foro WASAG, delegados de 47 países adoptaron hoy los Compromisos de Praia, que pretenden promover la gestión sostenible del agua como impulsor del desarrollo, aprovechando las sinergias de la Agenda 2030, y apoyar a los agricultores para que puedan acceder con más facilidad a financiación, tecnologías innovadoras y prácticas de gestión del agua eficaces.

El Día Mundial del Agua contó también con un evento especial organizado en la sede de la FAO en Roma con representantes de Senegal, España y el Vaticano para concienciar sobre la importancia del agua en el contexto de la pobreza rural.

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