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  • ALEJANDRA OROZCO

Arbolado urbano reduce hasta 26 grados el calor

Tuxtla.- El calor en la capital del estado es cada año más fuerte: se siente en la piel, en la salud, en el incremento de enfermedades relacionadas con la radiación o en la mala calidad del aire, en la bruma que envuelve a la ciudad todas las mañanas, y esto se debe a que cada vez hay más construcciones y menos áreas verdes.


Un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (Inifap), señaló que desde 2020, más del 79 por ciento de la población chiapaneca vive en ciudades, siendo Tuxtla la segunda ciudad más poblada del trópico húmedo mexicano, donde las llamadas islas de calor urbano son cada vez más abundantes, esto es, espacios construidos o lotificados que absorben más calor y provocan un aumento en la temperatura.

“Desde 1980, la temperatura del aire ha llegado a más de 40 grados, esto es un incremento del 18 por ciento, mientras que la temperatura mínima ha estado arriba de 28 grados, un aumento del 14 por ciento; a pesar de que las zonas de reserva amortiguan la temperatura, podemos observar dos cinturones de temperatura, en el centro y la periferia”, señaló la investigadora Itzel Castro Mendoza.

El estudio identificó temperaturas de hasta 52 grados Celsius en la periferia de la ciudad, en colonias como la Satélite que está por Chiapa de Corzo, donde el calor es sofocante, aunado a que no cuentan con servicios públicos como agua o drenaje, esto empeora su situación y vuelve casi insoportable el hecho de estar en el exterior a mediodía, por ejemplo, sobre todo entre abril y junio.

“Lo que arrojó el estudio, es que la presencia de arbolado urbano ayuda a mitigar este efecto pero dependiendo de su densidad; la zona del Jardín Botánico por ejemplo, concentra sie7e hectáreas de árboles y conserva una temperatura de 28.8 grados, mientras que el parque urbano ubicado por la colonia El Vergel, por ejemplo, a pesar de medir ocho hectáreas tiene menor cantidad de árboles, llegando a alcanzar los 36 grados por la menor densidad, es decir; no solo importa que haya árboles, sino en qué densidad”, explicó.


Así, el estudio identifica mil 657.4 hectáreas de superficies invadidas por islas de calor; lo que hicieron fue medir la temperatura al exterior y al interior de viviendas en el fraccionamiento Monterreal, tanto aquellas que cuentan con árboles como las que no tienen ningún tipo de vegetación, concluyendo que hay una diferencia de hasta 26 grados centígrados entre ambas situaciones.

“Por ejemplo, medimos la temperatura de la superficie de una banqueta al sol y alcanzó los 51 grados centígrados, mientras que la sombra proyectada bajaba esta cifra a 25 grados; la pared exterior de una vivienda al sol estaba en 31 grados y 25 a la sombra, mientras que la parte interior de un domicilio alcanzó los 33 y 28 grados respectivamente; esto quiere decir una diferencia de 26, 6 y 5 grados respectivamente”, mencionó.

La buena noticia, es que la cobertura vegetal ayuda a ahorrar energía: aquellas casas con sombra llegaron a gastar 64 kilowatts por hora, lo que se traduce en 93 pesos mensuales; un ahorro del 32 por ciento, mientras que aquellas viviendas sin sombra gastaron 95 kilowatts por hora, es decir, 164 pesos; al año, esto representa un ahorro de 300 a 900 pesos en el recibo de este servicio; cabe mencionar que el uso de aire acondicionado aumenta de 50 a 70 por ciento el consumo eléctrico.

“Entre los beneficios del arbolado urbano está la disminución de la temperatura, mejora de la calidad del aire, regulación de escurrimientos, menos ruido, menos polvo, un mejor paisaje, aunque muchas personas lo ven desde el otro lado y piensan que solo ocasiona basura, daños a tuberías y carros, la clave está en hacer una buena elección del árbol, con especies nativas, la benjamina por ejemplo da mucha sombra pero es muy invasiva y no se recomienda plantarla; así como evitar su poda excesiva”, finalizó.

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