El ego de Boy

Annete Lewis

Es evidente que en el banquillo del Guadalajara, cualquier acción va a magnificarse de otra manera, porque se supone que el conjunto tapatío es el más popular de México y que juega con circunstancias especiales; pero, si le aumentas que vive una crisis importante, cualquier detalle va a dimensionarse más aún.

Lo de Tomás Boy el domingo con Andre Pierre Gignac no es cosa de otro mundo, el estratega sabía que debía encontrar la manera de calentar al francés y como tenía a la mano el tema del máximo goleador de Tigres, estadística en la que están igualados el otrora figura de Tigres y el francés, le tiró un par de detalles.

A Gignac le basta con anotar un gol más para ser el único en esa lista, ocupar ese sitio de privilegio, pero, haberlo conseguido el domingo, ante Chivas, en Guadalajara y con Tomás Boy en el banquillo, era todavía más relevante, porque ya han tenido sus choques en otros espacios, lo que le puso todavía más condimento al duelo entre Chivas y Tigres de este domingo.

Creo que dentro de la cancha, al delantero francés le permiten demasiado; es una figura pero debe estar sujeta al reglamento. Si somos exigentes, el entrenador cometió un grave error, se enzarzó con un jugador, pero el delantero cayó en el juego y respondió en el mismo tono; si el árbitro expulsa a los dos, no pasaba nada.

Pero Tomás Boy es así, estaba esperando esa oportunidad de poner fuera del juego al delantero y si le suman que Toño Rodríguez ya le había realizado un par de atajadas a goles cantados, pues los nervios los tenía a flor de piel del francés, que terminó cayendo en la provocación.

Chivas pende de un hilo, por lo que ganar este domingo era fundamental y a su vez, lucía como una misión imposible, pues Tigres ha conseguido buenos resultados hasta el momento y con el plantel que tiene, Chivas llegaba como victima.

El Guadalajara estuvo lejos del futbol que llegó a desplegar hace poco, hasta podemos decir que las circunstancias jugaron a su favor, con la expulsión de Salcedo y las amonestaciones de dos elementos más minutos más tardes, que obligó a Ferretti a modificar quitando de la cancha a elementos importantes.

Pero no hay que “satanizar” a Tomás Boy por ser Tomás Boy, si el estratega requiere de ganarse un par de segundos en la cancha, lo volverá a hacer y si sus acciones se combinan con un triunfo, no habrá manera de hacer pensar a la genta que sus actos son “imprudentes”; el domingo le valió un triunfo y deberá mantener los resultados, aunque por lo pronto, se va a tener que comer una buena suspensión.

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