El “piojo” a medias

Annete Lewis

Cuando un dueño te dice “No me importa tu estilo, este equipo tiene que ganar y ser campeón”, habla que te vas a tener que adaptar a lo que tienes y que debes ganar, obvio que ese comentario lleva implícito el tema de un ajuste en lo económico (no esperes grandes refuerzos) y está obligado.

Pero Miguel Herrera quizá tergiversó el tema, no encontrando el hilo que había que seguir, porque cuando tenía el micrófono enfrente, solís hablar de un entorno que no favorecía a su estilo, que muchas veces eran los exteriores quienes influían y no su equipo.

Después, era entendible que había desesperación, porque no contar con elementos que pudieran ayudarle con su estilo y tratar de ganar a la suya, lo hacían hablar demás, caer en la riña, pensando en que era América y se podía.

Herrera salió a un podcast bastante entretenido, para dar su versión de la segunda etapa que le tocó vivir en América, que sabe no fue lo esperado y que tuvo mucha presión mediática, con problemas extracancha, como lo de Renato Ibarra, en el que el DT quizá no se comprometió como se esperaba, dejó que alguien más decidiera y se apegó a eso; hasta hoy sigue defendiendo una inexplicable postura neutral.

Pero en lo que a resultados respecta, es donde a Herrera le queda el sabor amargo, le pidieron ganar todo, pero alcanzó a ganar lo que le dejaron los rivales, siempre pensando en que había algo en lo que se pueden justificar las derrotas y en el proceso, uno que otro altercado con el que dejaba muestra de su desesperación, sabía qué le habían pedido y no cumplía.

En el diciembre pasado, Herrera tuvo oportunidad de alcanzar dos trofeos, pero en uno de ellos fue eliminado por el acérrimo rival (que dicho sea de paso, llegaba con muchas dudas); después, un trofeo internacional que buscaba poner al América en un torneo que podía alimentar esperanzas; sin embargo, quedó eliminado de fea forma.

Que si hubo bajas, claro. Había manera de solventar problemas, claro; por eso los estrategas ganan mucho dinero en equipos como América, porque deben tener soluciones. Con un equipo más reducido, Lavolpe llegó a una final que perdió en penales y en un mundial de clubes supo jugar bien, pero tampoco le alcanzó porque el mensaje es claro, en América sólo importa ganar y el “piojo” sigue sin digerirlo, quizá pudo hacer algo diferente, pero ya está afuera. Ahora le toca tomar un reto que quizá le exija más como estratega y no una zona de confort, con grandes planteles y quizá no tanta presión.

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