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Emmanuel Grajales, el grande de las letras contemporáneas

  • ALEJANDRA OROZCO
  • 12 ago
  • 13 Min. de lectura

Emmanuel Grajales es escritor, periodista y últimamente se ha dedicado a la difícil, pero muy importante labor de la edición, es tuxtleco, aunque su familia materna, que es con la que se crió, es del DF y de Guadalajara, egresó de la licenciatura en Lengua y literatura hispanoamericana de la UNACH, y a sus 30 años, ha ganado dos becas del PECDA, en 2020 y 2022, así como un premio universitario de literatura hace cinco años, en nombre de Óscar Oliva, por parte de la UNACH, y hace dos años fue acreedor al Premio Municipal de la Juventud de Tuxtla Gutiérrez, en la categoría de Promoción de las artes y la cultura.

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“Creo que siempre estuvo el espíritu de la escritura, como todo joven, y ahorita con el tema de las películas de cómics, de superhéroes, siempre fueron los cómics, por ejemplo, las enciclopedias fueron los primeros libros, las novelas de aventura de Julio Verne y Alejandro Dumas, entre la transición a la infancia y la adolescencia, pero yo creo que lo que me influye mucho para escribir es la idea de la memoria y la recreación”, relató.

Primero, explicó, la memoria por la vida familiar, que es donde siente que en toda gran obra de escritura, incluso de los grandes autores, los datos autobiográficos están ahí, de ahí parte cuando quieres ficcionalizar, en este caso reinterpretar la realidad que te tocó vivir, pero en la prepa, cuando estaba en la desidia de tener una profesión, primero se inclina por las artes visuales, quiso ser ilustrador, dibujante y caricaturista, pero cuando estuvo en la UNICACH llevó la materia de Formación lectora, una materia muy bonita, que llevó muy fácil, que en ese entonces la imparte el maestro Rubén López Roblero, un gran promotor de la lectura, y ahí es donde decide cambiar de licenciatura a Lengua y literatura.

“Cuando tomo esa clase, es donde desisto de la idea de ser ilustrador, pero me empieza a gustar la escritura creativa, inicio Lengua y literatura, pero me topo con pared porque nos dicen los maestros que si bien tiene que ver con literatura, aquí forman investigadores y docentes, no poetas y escritores, eso me quedó muy claro, pero sí agradezco mucho de la carrera que me dio las bases de la lectura, el plan de estudios, las materias, me dieron ese sostén”, dijo.

Abundó en que la lectura, o la falta de la misma, es un tema muy complejo, por ejemplo, a su generación y a la de gente un poco mayor que él, les inculcaron forzosamente el hábito de la lectura, ya sea por obligación y algunos se quedaron por gusto, pero hay algo muy curioso: la generación que viene tras de él, tras platicar con maestros de literatura, de formación lectora, se viene una generación de lectores, y eso también está repercutiendo en los jóvenes escritores.

“Por ejemplo, en la literatura sí hay categorías, la alta literatura y la literatura light, la última son estos denominados best sellers, estas sagas juveniles que de alguna forma desvirtuaron el oficio de la literatura y permitieron que, por ejemplo, muchos que tuvieran esta idea básica, pero hasta cierta forma comercial, se aventuran al ámbito de la escritura pero sin ninguna profesionalización, como las Wattpad y los famosos fanfiction, que algunos sí están hechos con gran maestría y recreación”, consideró.

Sin embargo, cuando empiezas a leer estos escritos, empiezas a notar, primero, que no hay una formación literaria, no hay un rigor ortográfico, sintáctico, temático, algo que ha visto en talleres literarios y se remarca mucho en los lugares comunes, entonces, al no haber una lectura más rígida, se va a notar en estos jóvenes, así han surgido novelas de tipo best sellers que se han vendido bien, pero con estas deficiencias.

“El hábito de lectores es un poco complicado, porque también hay quien viene de una familia de lectores, eso ya ayuda, ya brinca muchos obstáculos, pero los que no vienen de una familia lectora, ahí es donde viene el primer asunto, hacer los lectores; hay otra cosa importante, la lectura, que también es una actividad de ocio y de gasto, pues comprar libros, incluso los aparatos como Kindle o tabletas son un poco costosos, entonces, también hablar de lectura es hablar de poder adquisitivo”, recalcó.

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Por ello, en las estadísticas de lectura hay que tener en cuenta, primero, el analfabetismo funcional, por qué las personas que saben leer no quieren leer, está la cuestión laboral, las altas jornadas, el tiempo y qué tan funcional es leer, por ejemplo, muchos hablan acerca de los planes para erradicar el analfabetismo funcional, claro que hay una muy buena intención del gobierno, no se le puede echar toda la culpa, sí se hacen planes, se invierten impresiones de libros en bibliotecas y también están los intermediarios, los mediadores de sala de lectura.

“Me he encontrado con personas alicientes a que sigan leyendo, pero también me he encontrado gente muy grosera, se vale ser estricto para promover la lectura, pero muchos de los promotores no incentivan la lectura, si bien tienen la metodología, su pedagogía es muy cruel, entonces, también cuando se va a incitar a la lectura no hay que ser cruel con el que está iniciando, hay que tener la paciencia, entender su contexto, incluso Borges y Carlos Monsivais lo han referido, no es obligatoria, pero se le tiene que tener cierto amor y eso también depende de las circunstancias y el contexto social.

“Algo que pasa en la literatura es que se tienen de referencia estos monstruos, los autores canónicos, pero por ejemplo, los adolescentes tienen sus temas y sus inquietudes, si tú le mandas un libro canónico, pero no va con sus intereses, nunca se va a poder generar el hábito lector, a los best sellers la academia les tiene cierta reserva, sin embargo, hay que reconocer, aunque suene feo, que son un mal necesario, porque con eso muchos empiezan sus lecturas”, opinó.

En su caso, no fue muy ad hoc a estos libros, pero por su madurez entendió que son necesarios para incentivar la lectura, porque de eso a nada es preferible, conforme vaya creciendo su hábito lector, ya va a entender cuál es la buena y la mala literatura, pero primero empezar con eso, aunque sea malo, aunque critiquen, pero así es como se empieza el hábito lector, sí se puede iniciar con los grandes clásicos, pero la persona tiene que ser especial y en circunstancias especiales.

“Si bien es una brecha generacional la lectura, también de intereses, por ejemplo, en el tema del periodismo, ahorita estamos en la época de la inmediatez, ya está tocando pasar del periódico impreso a las redes, en mi experiencia como periodista y editor, veo la parte impresa y la parte digital, hubo un tiempo que colaboré en un medio que se llamaba Modernidades, ahorita tiene otro nombre, que ellos periodizaban algo que se llama SEOs, que es Search Engine Optimization, que es el lenguaje de optimización”.

Pero ¿A qué viene esto? A que ahorita, para escribir en una página web tienes que optimizar el lenguaje, quitarte de estos artificios y ser más directo, en las páginas web, el lenguaje SEO obliga a que uses cuatro palabras claves que vas a repetir a lo largo de texto, que primero eso genere un algoritmo de búsqueda, y también como redactor en páginas web, tener una destreza para repetir esas palabras generales, ese algoritmo, y que la lectura no sobrepase los siete minutos, porque también en cuestión de caracteres de espacios ya se reduce a tiempos y ya la gente no lee más de sie7e minutos.

“Por ejemplo, sie7e minutos en cuestión de carácter son tres páginas a lo mucho, y ahora viene el tema digital y las películas: el cine y la literatura van hermanados, muchos de los bestsellers han llegado al cine y se han convertido en clásicos, como El Padrino y Ben-Hur, que en sus versiones literarias son más pesadas, no son tan buenas, pero cuando llegaron al cine se hicieron obras magistrales, aquí es la destreza del guionista y del cineasta para reducir muchas pajas y simplificarlo, un claro ejemplo es la primera escena de El Padrino, que en el libro es un capítulo entero que, si no le tienes paciencia, te duermes y dice cosas de más, en cambio, en la película se resuelve con unos pocos diálogos ese primer capítulo, ahí la destreza del guionista y el propio escritor Mario Puzo”, ejemplificó.

Emmanuel también se dedica al periodismo, lo agarró porque cuando entra a la licenciatura en Lengua y Literatura, si bien empieza a devorar libros, cuando quiere pasar sus ideas al papel, no llegan como le gusta, incluso se siente frustrado, insatisfecho, entonces, en una feria de libros que organizaban en la facultad, por ahí del 2017, a mitad de la licenciatura, uno de sus talleristas, que fue director hasta hace poco de la Red de Bibliotecas de Coneculta, Fabián Rivera, le había recomendado que para agilizar su escritura, se dedicara a la reporteada.

“Entonces, se abre una vacante en un periódico de colaboración, sin pago desde luego, y empiezo a colaborar en la nota de cultura, que sí me empieza a costar un poco a desarrollarme porque por ejemplo, ahí en Humanidades está la licenciatura en Ciencias de la Comunicación, y desde el propedéutico les enseñan a redactar notas, yo no sabía redactar notas, pero sí tenía el principio básico de escribir al menos un texto literario, un inicio, un desarrollo, un clímax y una conclusión, que en cuestiones de Ciencias de la Comunicación se traduce como la pirámide invertida, el qué, cómo, cuándo y por qué para escribir la nota”, relató.

Él ya conocía el mundillo cultural porque cuando quiso ser ilustrador, llevó clases de dibujo en una galería llamada Calidoscopio, empezó a dibujar y ahí es donde empieza a involucrarse en el mundillo cultural, pero de cierta forma estaba limitado, cuando empieza en el periodismo cultural, empieza a conocer cómo se maneja, las actividades más recurrentes, y ahí es donde empieza a mejorar su escritura, se involucra en talleres, uno de ellos certificado por el INBA y Coneculta, que se llevó en 2018, ese mismo taller estaba auspiciado por el PECDA, por sus siglas, Programa de Estímulo Creativo y Desarrollo Artístico, son becas, al igual que el FONCA, ahorita ya están ligados, son uno mismo, aunque en categoría estatal y nacional.

“A mí me toca, hace seis años, ir a una conferencia, los organizadores me invitan y empiezo a interesarme en ganar una beca. Previamente yo ya había hecho bocetos de textos y crónicas sobre mi infancia y sobre este Tuxtla dosmilero que me toca vivir, entonces empiezo a leer, a informarme sobre cómo es la beca y a estudiar, el proyecto queda en 2019 y lo empiezo a desarrollar en 2020, desempleado y en plena pandemia, entonces fue un proceso interesante”, mencionó.

Ese mismo año, la UNACH junto con el colectivo Carruaje de Pájaros abren la convocatoria del premio universitario, en ese entonces, como Óscar Oliva tenía su taller de escritura, en el cual estuvo unos meses y se impartía los sábados en el Museo del Café, era un personaje vivo de los Espigos Amotinados, una generación importante en la literatura mexicana, entonces para darle renombre, nombraron así ese premio.

“Había tres categorías, cuento, crónica y poesía, dentro de esta primer beca del PECDA empiezo a desarrollar un texto sobre las incongruencias y las tonterías que pasábamos cuando empezó todo esto de la sana distancia, del temor de que nos llegara a pasar algo, de que durara más y también lo chusco que era, que apenas nos estábamos dando cuenta que estábamos en una pandemia, la imprudencia de la gente de que no respetaba la sana distancia al formarse en la fila del supermercado, fue un caso muy viral en esos días, cuando estaba prohibida la venta de alcohol para no incentivar las reuniones, una familia con una camioneta carcacha vaciando un Modelorama, luego llega la patrulla, los multan y se hace todo un desmol”.

Todo eso lo plasmó en este libro, A Fuerza del Futuro, que es el resultado del premio, y concursa con un texto que se llama Tuxlayork, mostrando todas estas incongruencias desde las redes sociales y desde el ámbito físico, porque al final de cuentas, teníamos que salir para comprar la despensa, los servicios de Didi apenas estaban deslumbrándose, en ese momento se aceleraron, este texto ganó el primer concurso universitario, que le sumó una estrellita.

“Luego en 2021, igual, desempleado y con problemas económicos, empiezo a fraguar otro proyecto, ya enfocado en la vida familiar materna, en este caso la vida de mi abuela, y lo titulo La Senda de la Mujer Lagarto, que habla sobre la vida de las ferias que le toca vivir a mi abuela y sobre todo la infancia, porque mi abuela, bisabuela y tatarabuela, son las personas que en León, Guanajuato inician la tradición de la Mujer lagarto, fue un proyecto un poco complicado, pero en unos meses yo creo, nos vamos a estar viendo para hablar de este proyecto”, adelantó.

Otro de sus libros, es el resultado de su primer PECDA, el título original era Confesiones de Imaginarios, pero cuando lo terminó, pasó algo muy curioso: desarrolla bien su proyecto, pero cuando empieza a descubrir qué están escribiendo sus contemporáneos en el centro del país, en el sur o en el norte, es cuando ve que está en una gran desventaja, pues lo sacó en la categoría de crónica, que aquí en Chiapas tiene ya una tradición, es una forma de documentar la historia, pero a muchos cronistas les toca ser también historiadores y geógrafos, entonces sus textos, si bien podrían tener una connotación literaria, muchas veces terminan siendo esos documentos.

“Eso lo entiendo, porque a ellos les toca la chamba de tener que registrar y muchas veces dejan de lado su experiencia, yo no les critico esa parte porque entiendo que muchos de estos cronistas de pueblo son maestros normalistas, o abogados, o personas que pudieron ir a las universidades, entonces dentro de su contexto se hacen cronistas, pero ellos documentan los hechos históricos, renombran y siguen revisitando a los personajes históricos”.

Entonces, cuando empieza a leer primero la antología de la crónica latinoamericana de Darío Jaramillo, se empieza a dar cuenta de esta gran riqueza literaria que la crónica tiene enfocada primero en el periodismo narrativo, ejemplos muy notorios son Helena Poniatowska y Gabriel García Márquez, aunque hay otros más, que gracias al periodismo pudieron construir una obra literaria y, por ejemplo, en Gabriel García Márquez temáticamente como están escritas sus notas, sus novelas, recurren a muchos elementos del reportaje y también a su visión propia de las circunstancias.

“Tomando en cuenta esta idea del periodismo narrativo, había hecho unos bosquejos de cuentos entre 2017 y 2018 no habían llegado a nada, entonces cuando veo lo de la beca lo adapto y aparte empiezo a influirme de otras lecturas, primero este texto que se llama Cuando éramos menos, del reconocido poeta Renato Deluc, que habla, por ejemplo, de su infancia cuando el Porfiriato, de cómo veía las cosas, pero me agradó mucho y tomé en cuenta la sensibilidad, la percepción del espacio”, señaló.

Otro texto muy importante que tiene dos versiones, una en la revista Letras Libres en 2009 y la novela publicada en 2011 por Anagrama, El cuerpo en que nací de Guadalupe Netel, le hizo mucho ruido porque es una escritora que hace poco fue directora de la revista de la Universidad de México, pero es contemporánea de su mamá, entonces como era chilanga, muchas de las cosas que le contaba su mamá y sus tíos las vio representadas en este libro, entonces cuando lee esa novela, que ella denomina autoficción, porque está en los límites entre la crónica, literatura no ficción, periodismo narrativo y autoficción, le llamó mucho la atención, la autora parte de que tiene una discapacidad visual, y desde esa perspectiva narra su vida, cómo fue el terremoto del ‘86, cómo fue pasar de una vida liberal en su infancia a  vivir con la abuela conservadora, donde la mujer era limitada, entonces le agradó mucho esta introspección.

“Después influye una lectura que se llama El santo del crack, del escritor yucateco y contemporáneo mío Ricardo Guerra de la Peña, es nieto del ex marido de Rosario Castellanos, pero también habla de aspectos biográficos de su papá, sobre incluso la iniciación sexual y el descubrimiento de los vicios, tomando en cuenta estas lecturas empiezo a desarrollar mi infancia hacia ciertos tropos, primero la escuela donde estudié, la David Gómez, estas peripecias de la infancia, también que mi vida fue intermitente de varias mudanzas”.

Y es que no es lo mismo vivir en la zona oriente-norte, en colonias marginales o en colonias populares, como la 24 de Junio, pero le llamaba la atención lo interesante que eran estas colonias, que tenían un estacionamiento común, que se convirtió en escenario para muchos juegos, aquí viene la televisión, retomando el postulado de Guadalupe Netel y sus contemporáneos escritores, cómo la cultura pop nos ha influido, entonces al final cuentas a su generación ya le corresponde hablar de esta influencia.

“Lo que más me gusta de lo que estoy haciendo hoy en día, yo creo que es la literatura, al final de cuentas es terapia, es desahogarme, porque como todo ser humano tiene sus demonios, bemoles y prejuicios, entonces en este primer libro, aparte que descargo muchos recuerdos de la infancia, que después voy a darles continuidad en otro género y en otras historias, es poder recobrar la memoria, porque ahorita está la tecnología, pero ¿dónde va a quedar sustentado lo que se vivió?”, señaló.

Aquí es donde viene la labor de este libro, donde deja de manifiesto lo que le toca vivir, lo que sus circunstancias le permitieron, los juegos, por ejemplo, todavía le toca esta generación que sale a la calle, se enloda y se raspa, pero ya tiene una vivencia propia, todavía estamos en el incipiente mundo de internet, recordando que en esos años ir al ciber era un lujo, ya ni digamos tener una compu, el poder adquisitivo era difícil, también, por ejemplo, la transición del celular analógico al digital, cuando con solo tener el famoso juego de la serpiente de los Nokia era una sensación, cuando empiezan a incorporar el color a los teléfonos, el boom del mp3, pasarse canciones.

“En ese entonces todavía la radio era una autoridad, en el sentido de que todavía se predestinaba qué eran las modas, me tocó todavía el auge y caída de la televisión y las incipientes redes sociales, en este caso dos antecedentes importantes, la red Wi-Fi y el famoso Metroflog, que considero yo, generó muchos prejuicios, porque fue la red social en la que los chicos de las secundarias y preparatorias populares se dieron a conocer, que también era un escenario para el bullying”, narró.

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Ahora, considera que está cumpliendo el sueño, al menos ya está haciendo realidad lo que se propuso hace 15 años, escribir y publicar un libro, por ejemplo, ya cumplió la meta de publicar su primer libro, después de cinco años de haber terminado el proyecto, fue un proceso de redacción grandísimo, porque cuando se puso a leer a los mejores de su tiempo, se dio cuenta de la desventaja y también de sus deficiencias, porque no teme en admitir que como escritor también se da cuenta de las deficiencias, publicar es enfrentarse al mundo.

“Yo busqué que primero saliera un texto de calidad, que eso se va a demostrar con los lectores, si vale o no la pena, y sobre todo saber que con esta escritura me estoy desnudando, estoy mostrándome tal cual, claro que tengo la ambición de seguir escribiendo obras, aunque ya las tengo en la cabeza temáticamente, pero una cosa es desarrollarlas, este libro al menos ya me hizo saltarme varias trancas, ya cumplí una meta con este libro”, añadió.

En Facebook está como Emmanuel Grajales Clavel, en Instagram como ManuGraCla, al igual que en X, su libro lo puedes adquirir en Librería Braulios en 200 pesos, así como en las sucursales MCG, de hecho, este 29 de agosto a las 6 pm será su presentación, en la librería del Fondo de Cultura Económica (FCE), así como en la Feria Internacional del Libro (FIL) de la Unach el mes de octubre.

“Yo no me veo al espejo hasta que me cambio para ir al trabajo, primero me pongo a escribir, hago columnas y corrijo estilo, después de mi chamba me dedico a escribir, termino borrando textos por insatisfacción, pero lo primero es abrir el monitor y ponerme a escribir…

gracias por ser un espacio para los escritores emergentes, dirigir una casa editorial no es fácil, si no se promueve el hábito de la lectura no van a haber escritores, que haya periódicos, revistas y editoriales es una batalla ganada”, finalizó.

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