Final de América
- AFP
- 8 jul 2021
- 2 Min. de lectura
Annete Lewis

Su Argentina y Messi tienen intenciones de trascender con algún título internacional, que los argentinos no ganan desde 1993, no hay mejor oportunidad que la de este domingo, ante un Brasil que es lo más simple de los últimos años y que su única fortaleza es que jugará como local, sin afición y en un estadio que le ha traído ya dos grandes desgracias futboleras.
El Brasil de Neymar está lejos de representar el futbol que se acostumbra por aquellos territorios, el “jogo bonito” se ha convertido en la idea de contraatacar con el jugador del PSG como estandarte, sabedor de que en el medio campo, los brasileños han encontrado en l músculo el balance que los abandonaba en tiempos pasados, aunque no siempre les ha resultado y cuando hay un equipo ordenado, que copa el medio campo con gente que sabe tocar, normalmente los pone en apremios.
Hoy que Brasil está más que nunca a expensas de sus individualidades, aparece la Argentina de Messi, que se enchufa por lapsos, pero que después se convierte en comparsa de un equipo en el que parece reinar el desorden y que, a su vez, también sigue esperando que Messi se ilumine y resuelva los problemas. La semifinales ante Colombia y por lo menos un par de juegos más, dejaron ver que Argentina sigue sin establecer condiciones como corresponde y que, hasta en semifinales, la fortuna los acompaña; ahora, en la final habrá que motivarse un poco y que sea el colectivo el que acompañe a Messi, que lo tome de la mano y los lleve a tierra prometida, no es tarea menor, pero los años han pasado y llegó el momento de que los albicelestes puedan, al fin, contar con un título de esta magnitud y rompan la sequía. Ya después piensan en si Marcelo Gallardo es el idóneo para tomar las riendas del equipo rumbo a Qatar.
Brasil parecería tomar ventaja, pero en cierto que el Maracaná no impone si no hay afición, si hace falta l acompañamiento de la “torcida” y ni hablar del “aguante” de la afición argentina, será un duelo atípico, n un escenario que debe pesarle más al local (increíble, pero cierto) y con un rival enfrente que sabe la oportunidad que tienen para colocar a Messi, de una vez por todas, en un sitio que se le ha ganado. Cualquier otro resultado para Argentina que no salir campeón, acrecentará esa nube que suele acompañar al crack argentino cada vez que quiere inmiscuirse en una discusión de café sobre el mejor del mundo.
Ya es hora, que tanto Argentina luche por consagrar a Messi, como ya es hora de que Brasil haga algo importante en el Maracaná y gane por fin ante un rival importante, no es complicado, pero las circunstancias en las que se ha jugado esta copa, le ponen un tono gris a un desenlace inesperado el próximo domingo.
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Desde Países Bajos
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