La canchita de Plan de Ayala

Annete Lewis

Sucedió hace poco más de dos años, pero la tristeza va a durar toda la vida, aunque los que se salieron con la suya, seguro estarán un poco más tranquilos, porque cumplieron su cometido, es más, dicen que hasta ofrecen a la venta unos tableros infantiles… Vaya caso.

Muy contenta se puso la gente de Plan de Ayala, en la capital chiapaneca en aquel tiempo, después de que una campaña de una transnacional de cereales le había elegido, después de la oportuna gestión de los dirigentes estatales, para ser “rehabilitada”, pues son de esos espacios que suelen usarse para beneficio público y que, por uso, ya no estaban en las mejores condiciones, aunque tampoco estaban tan mal que digamos.

En fin que, con bombo y platillo se anunció que la cancha que se ubica en el Parque de Play de Ayala, en la que existe una escuelita para niños y que también los fines de semana tiene una liga de categoría libre, en ambas ramas, le daban uso a ese espacio promoviendo la actividad deportiva; provocó mucha alegría que se renovara ese escenario, pero no se imaginaban lo que iba a suceder.

Según ese proyecto, la cancha en cuestión es renovada de principio a fin, para que luzca impresionante, con materiales de primera y que se incluyera en una estadística que cada vez se hace más grande; es decir, los que antes eran unos tableros de madera ya algo deteriorada, serían reemplazados por unos tableros de acrílico de marca reconocida con aros aptos; la superficie sería pintada con los colores del patrocinador y también había que componer la malla ciclónica que rodea la cancha, al menos esa era la expectativa, pero llegó la triste realidad.

Una invitación tímida se giró, entre menos testigos hubiera mejor, la marca transnacional “entregaría” oficialmente la rehabilitación de la cancha y esta podría ser utilizada de inmediato por los pequeños y todos aquellos que usan habitualmente los espacios.

Pero la sorpresa fue mayúscula, pues ni bien se había entregado la cancha y los tableros de acrílico prometidos no estaban ni cerca de la calidad que se anunció, era un simple plástico que antes de entregarse la cancha, ya estaban rotos. Eso obligó a observar más a detalle el tema, y resulta que la superficie se pintó en dos tonos, pues a los encargados se les terminó la pintura y tuvieron que conseguir una de tono “parecido”, pero que a simple vista se notaba no era ni eso; además, las líneas de la cancha dejaron evidencia de la mala calidad del trabajo y de la malla ciclónica, ni hablar.

El dirigente estatal que realizó la gestión, trataba de apaciguar a los usuarios, prometiendo que pronto llegarían los tableros prometidos y que, de no ser así, había unos viejos del auditorio municipal; en ambos casos, no sucedió nada y fueron los usuarios quienes debieron colocar de nueva cuenta los tableros de madera que ya tenía esta cancha.

En fin que, el show de una rehabilitación no fue más que eso, pues el tema es que no dejaron mejor de lo que estaba esta cancha y eso no hizo más que molestar a quienes se sintieron usados por la empresa de alimentos, por los dirigentes estatales y por un proyecto que no cumple las expectativas que se anuncian, beneficiando a los usuarios de este escenario.

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