La Columna: A río revuelto…
- Annete Lewis
- 23 ene
- 2 Min. de lectura

Dicen que, ahora que se rompió la relación entre Achiba y Cubch, los más contentos son los de Ademeba, porque de alguna forma, han sondeado a los clubes para ver la posibilidad de que se unan a este organismo y vaya si han usado sus mejores herramientas de convencimiento, pero está la idea de que Cubch reconoce el procedimiento y trata de mantenerse como lo hizo desde su surgimiento; es decir, nace porque los manejos que permitía Ademeba con los clubes no eran los convenientes, le hacían demasiado caso a un dirigente y eso iba en contra de los intereses del general.
Pero no cesan en buscar a algunos, les hablan, les prometen, les preguntan qué quieren para irse a Ademeba, sin encontrar respuesta.
También dicen que, el discurso de “Agarran Ademeba ustedes, si yo ya ni quiero… ahí está, que lo agarre el que quiera”, pero es eso, un discurso que intenta persuadir para conseguir un objetivo, después llegan las elecciones y comienzan los desencantos. Sí, es cierto que una de las soluciones, no solo para componer a Ademeba, sino para intentar dar un vuelco al deporte ráfaga que se la ha pasado en la mediocridad en los últimos años, es que los dirigentes actuales den un paso de costado y que los basquetbolistas, los que buscan un cambio, sean quienes se organicen sin estos personajes, que desde 2006 comenzaron a maniatar el deporte a nivel organizaciones, hasta tener este deporte donde se encuentra.
Hay casos como los del club DAE, que hace un par de años anunciaba con bombo y platillo, haciendo señalamientos directos, que dejaba Ademeba y ahora que tienen un serio problema, porque el representativo de ese club que jugó el año pasado el Macro Regional, avalado por el INDET, podría quedarse en la congeladora este año y ha buscado arropo de nueva cuenta en Ademeba, abandonando Cubch.
En fin, los basquetbolistas tienen los dirigentes que se merecen, porque ellos mismos los solapan y después los tienen que sufrir.






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