La Columna: Es mucho, pero igual nada
- Annete Lewis
- 20 jun
- 2 Min. de lectura

“Estamos aquí, para comentarles porqué estamos haciendo tantos convenios de colaboración con universidades, con escuelas. Porque la idea es poder ofrecerle a todos nuestros atletas, diferentes oportunidades para estudiar y que ellos puedan escoger y puedan seguir estudiando, por eso es bien importante seguir haciendo estos convenios de colaboración y a su vez, invitando a las escuelas, a que también hagan uso de las instalaciones del Indeporte y podamos hacer equipo, para tener una sociedad más sana y más educada”
Sí es difícil entender, pero no si se reconoce de quién vienen esas palabras. Es Adonaí Sánchez Osorio, en sus redes sociales, hablando sobre los numerosos convenios que se firman, entre la oficina que dirige y las instituciones educativas. Y eso es lo que dice, lo que se escribe en el post es todavía más complejo.
Históricamente, se reconoce al Instituto del Deporte como un punto en el que el deportista de Alto Rendimiento, puede encontrar el espacio para entrenar, pero ahora es la casa de los estudiantes que pertenecen a una de las instituciones que tienen convenio con el Indeporte; es decir, si 10 chicos de alguna institución, quieren asistir a usar el gimnasio del Indeporte, ¿podrán hacerlo sin problema alguno?; me imagino que, en una de esas, se topan con un atleta de alto rendimiento, en algún entrenamiento de fuerza y pueden compartir el aparato para hacer el mismo ejercicio, así suena el discurso.
Es populacho decir que quieren una sociedad sana y educada, porque para tenerla sana, es ya necesario que se realice un trabajo coordinado con la Secretaría de Salud y establecer un proyecto que estimule a la sociedad a evitar comorbilidades; sin embargo, “una sociedad más sana” me suena a que “venga el que quiera”
Después, de las instituciones educativas y los atletas, deben detallar lo que se firma en cada convenio, porque ese pequeño gran detalle termina siendo vital. ¿Qué le aportan las instituciones a los atletas?, ¿a qué acceden cuando eligen una institución educativa para continuar sus estudios?, ¿qué “facilidades” hay para estudiar y seguir entrenando?. Eso sería lo más importante, conocer en qué consisten esas opciones y si la oferta educativa vale la pena como para que el atleta busque su “descuento”, ese que va inmiscuido en el convenio.
Cada vez más popular el discurso, que luce más como arreglo político con esas instituciones que después nada más terminan beneficiando a los dirigentes de primer o segundo nivel, quienes si acceden a las becas y ni asisten a clases, pero obtienen algún postgrado para continuar agrandando un currículum académico, que después cuando hay que llevarlo a la práctica, no se nota.
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