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La Columna: Los más de ocho mil…

  • Annete Lewis
  • 3 mar
  • 2 Min. de lectura

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No lo van a creer, pero ya no es menester de este espacio convencerlo, más si no es de los valientes que gustan de asistir al Reyna a ver a los Jaguares FC. Desde hace algunas semanas, que tuvo a bien nuestro Director General tener de invitados a Michel y Carlos Mardones en una charla sobre el club y algunas otras cosas, pues uno guarda esperanzas de que todo funcione de maravilla en la institución; sin embargo, desde hace algunas semanas también, que nosotros hemos comenzado a tener algunas notas del club, a la par nos ha llegado un sinfín de quejas respecto a la operación de los juegos y ya hemos señalado algunas, pero hay una en específico que ha colmado el porcentaje de “quejas”: los baños.

Vaya que la “experiencia” del aficionado es la prioridad para el futbol mexicano, contar con un escenario importante es una gran responsabilidad y quienes operan partidos de futbol saben que, desde la elección del escenario, hay prioridades. En el Reyna existen muchos factores que no únicamente incumplen con hacer que el aficionado tenga experiencia buena para observar a su equipo, sino que no se ve que se preocupen mucho los que están al frente del equipo.

Basta con tomar a la derecha en el Libramiento Sur, para toparse antes de la pluma con los revendedores, todos ofreciendo boletos y por más que se han esforzado por controlar ese tema, hay ocasiones en las que también parece que lo propician en la logística de reparto de las cortesías. Eso dicen.

Después, el estacionamiento y no dar “propina” a los franeleros pone en riesgo los automóviles, la zona no es como para andar por ahí un sábado después de las 9 de la noche y el alumbrado es mínimo. Sin contar que tu coche puede pagar que no hayas dejado “propina”.

Pero en el tema de los baños, es complejo no entender que pase, aunque se sabe que el aficionado no Cuma mucho en mantener esos espacios limpios, primero hay que ver que estén limpios cuando abren el estadio y después, organizarse de modo tal que no sea esa la queja principal; después, que si el sonido local, que si los cubeteros y sus excesos y todo lo demás que se suma a las quejas que hay en el Reyna, un escenario que quiere revivir viejas glorias, pero únicamente ha revivió cosas que la gente no extraña demasiado.

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