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Lacandones: guardianes de la Selva y herederos de la cosmovisión maya

  • NOÉ JUAN FARRERA
  • 16 oct
  • 2 Min. de lectura

Los lacandones, autodenominados hach winik o “verdaderos hombres”, son un pueblo originario que guarda en sus raíces el espíritu más profundo de la civilización maya como herencia. Descendientes de grupos que migraron desde el Petén guatemalteco y la península de Yucatán en los siglos XVII y XVIII, se refugiaron en la Selva Lacandona, territorio donde lograron resistir la colonización española y preservar intacta su lengua, sus rituales politeístas y su autonomía espiritual, apartados de las reducciones evangelizadoras. Entre sus símbolos más representativos destaca la ceiba, árbol sagrado que en la cosmovisión maya conecta el cielo, la tierra y el inframundo, considerado un eje del universo y punto de comunión con lo divino.

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A su vez, el jaguar se asocia a su identidad como emblema de fuerza, sigilo y vínculo con lo sobrenatural. Estos elementos reflejan la profundidad de una cultura que vive en estrecha relación con el entorno natural. La historia de los lacandones es también una historia de resistencia pues durante más de tres siglos, defendieron su territorio rechazando la integración forzada y los embates externos.


Incluso en el siglo XX, ante presiones por la apertura de caminos, la deforestación y el turismo desmedido, continuaron reclamando su derecho a existir bajo sus propios términos, como guardianes de una tradición que los conecta con sus ancestros y con la selva que los rodea. Su aporte a la humanidad es invaluable: los lacandones han sido custodios de la Selva Lacandona, uno de los ecosistemas más biodiversos de Mesoamérica. Su conocimiento botánico, sus prácticas agrícolas sostenibles como la milpa itinerante, y su cosmovisión ecológica, han inspirado modelos de conservación biocultural.


Hoy, su legado lingüístico, ritual y artístico no solo enriquece el patrimonio intangible de México, sino que también ofrece al mundo una perspectiva sobre la convivencia armónica entre el hombre, la naturaleza y lo sagrado. La importancia de los lacandones para la cultura y el turismo en Chiapas radica en que representan un puente vivo con el mundo maya ancestral, pues mantienen sus tradiciones, lengua y rituales en un entorno natural único como la Selva Lacandona.


Su presencia atrae a viajeros interesados en el turismo cultural y de naturaleza, quienes buscan conocer sus saberes, su cosmovisión y su forma de vida en equilibrio con la selva. De esta manera, no solo fortalecen la identidad cultural de México, sino que también impulsan un modelo de turismo responsable y regenerativo, que valora la preservación de la biodiversidad y el respeto a los pueblos originarios.

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