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Lulú Cervantes, haz el bien sin mirar a quien

  • ALEJANDRA OROZCO
  • hace 3 días
  • 6 Min. de lectura

Tuxtla.- Este viernes, Sandra y Alejandra nos presentan a una mujer con una súper trayectoria de cómo ayudar al prójimo, qué hacer para los demás, cómo poner ese granito de arena, es una gran referente, una mujer chiapaneca, muy contentas de tenerla aquí, Lulú Cervantes de Suma y Deja Huella.

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“Yo soy una chiapaneca completamente comprometida, que ama a su estado, a su ciudad, yo creo que el compromiso con tu ciudad, con todo, es lo que te hace realmente actuar de una o de otra forma, mis padres son chiapanecos, mi padre, el abogado Gustavo Cervantes Rosales, mi madre ama de casa, ellos me enseñaron todo lo que es dar, desde casa yo aprendí a compartir, a dar, soy muy orgullosa también de mis raíces, de mis padres, porque eran personas muy comprometidas con la sociedad”, señaló.

De profesión es ingeniero mecánico electricista especializada en computación y telecomunicaciones, egresada de la Universidad de La Salle, fue la única mujer de su generación, trabajó en muchos lados, era muy buena en su carrera, apasionada, en casa todos son abogados, ella se va a estudiar a México, donde vivió en la casa de asistencia, su esposo es de Aguascalientes, tiene 40 años de casada, tiene dos hijos, uno es abogado, y la otra licenciada en comunicaciones.

“Cuando yo me voy a México, y viví en la casa de asistencia, yo seguía teniendo el gusanito de ayudar, como siempre ayudábamos en casa, con tantas chicas que vivían en mi casa, las organicé de a 20, de a 50, de a 100, como fuera, íbamos a visitar un asilo de ancianos, en ese caminar, mi esposo me acompañó los cinco o seis años de carrera, era mi novio, y yo tenía 17 años o menos, ahí lo empiezas a hacer solita, de manera individual, ya no hay el papá o la mamá que te comparten algo que está pasando”, señaló.

Así, todos los domingos, llevaba a un viejito a pasear, de acuerdo a sus posibilidades de estudiante, luego se casó, se fue a vivir a Aguascalientes, su esposo trabajaba en la administración pública, es abogado, y empezó a tener voluntariado como esposa de un funcionario ya en forma, aunque su caminar ha sido solita, nunca como ‘la esposa de…’, y  tuvo allá el privilegio de tener de presidenta de ese voluntariado a la esposa del gobernador, Azul de Landeros, la mamá del fundador del CRIT.

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“Siempre he sido una mujer muy independiente y autosuficiente, entonces empiezo a hacer mis cosas, a tener mis propios voluntariados, nos venimos a vivir acá, donde estaba en la administración pública mi padre, en la Cruz Roja mi mamá, el trabajo de mi marido, y dije, ahí voy, ahí voy, entonces he estado en todos los voluntariados, he apoyado a todos lados, y por eso mismo llega un momento en que digo, vamos a hacer la propia fundación”.

Llegó un momento en que tenía ocho voluntariados, pero su fundación es un hijo para ella, que hasta el día de hoy, a nadie que se haya acercado a pedirle un apoyo como fundación, le ha sido negado, no es que tenga todos los recursos, pero tiene el ánimo de ayudar y de trabajar, a veces nada más tocas una puerta y se abre, pero hay que ir a tocarla, aunque hay gente que no tiene el valor, el conocimiento o la empatía.

“Por ejemplo, tengo un amiguísimo que se llama Marcelino, que es de Tumbalá, yo lo conocí porque también apoyo al comedor Juan Pablo II, lo conozco con una niña, Jenny Valeria, de seis meses, que no podían operarla porque no tenía para la anestesia ni la podía conseguir, dije, yo la consigo, y la conseguimos, Jenny Valeria tiene sie7e años ahora, y él tiene la confianza de hablarme para lo que sea, mi teléfono lo tienen todos, y dicen que lo que hace la mano izquierda no lo sepa la derecha, y sí sabe lo que tú me donas a mí, lo que yo hago a título personal, no lo sabrá nadie, pero eso es mi dinero, mi esfuerzo y lo que es mío, no tienes por qué saberlo, pero lo que tú me confías, definitivamente sí lo tengo que decir, porque tú me estás confiando”, señaló.

Y es que hay gente que la conoce, gente que no la conoce, gente que no sabe ni quién es, que le llaman por teléfono y le dicen, tengo esto para dártelo, entonces, todo es valioso, no es lo que no te sirva, lo que dejes de usar es tan valioso para otra gente, lo necesita tanto, ella no se fija si tiene hoyo, si no tiene, tú dirás, ya no lo voy a usar, pero a otra gente le calma el frío, le calma el dolor, tenemos medicinas en casa, ropa de los hijos que ya crecieron, o si engordaste, enflacaste, alimentos, todo sirve.

“He estado en muchos voluntariados, niños viejitos, ancianos, de todo un poquito, un día, yo era presidenta del voluntariado del municipio, y encontré mucha gente que pensaba igual que yo, tienes que rodearte de la gente que sea similar, que piense igual que uno, entonces, ya venía maquilando lo de la fundación, porque a veces entregas y no llega mucho a su destino, entonces, una noche me habla una señora como a las 11 de la noche que le iban a amputar la pierna a su esposo y que no tenía cómo, yo tenía una silla de ruedas en mi casa, ya estaba durmiendo, agarré mi taxi y me fui, en el libramiento le hablé a César Cancino para que me ayudara, así nos conocimos”, explicó.

Entonces, se reunió con gente que tiene solvencia moral, solvencia económica y credibilidad, como Damián Ordóñez, Adrián González, César, Lupita Rodríguez Micelli, Lorena Alvarado, Paty Cantoral, Mariqueta Burelo, Pilar Burelo, entre otras, aparte que son amigas de toda una vida, son 45 personas que forman la fundación, Brenda Vallecillo, Xóchitl Escobar, Miriam Gómez, muchísima gente, que gozan de la credibilidad y la confianza de una sociedad, nadie de los que están ahí, ha hecho mal uso de un recurso, sus manos van por todos ellos, y hacen proyectos muy bonitos.

“Creo que uno de los primeros proyectos es Que Chiapas no tenga frío,  hace ocho años creamos la fundación, hicimos un maratón de 24 horas, en el Parque Morelos, donde toda la gente llevaba sus cobertores, la verdad no hay donativos en efectivo conmigo, nada más una vez que un chico de Huixtla, de siete años, tenía un cáncer en cara, fue la única vez y entregué desde cuenta, doctor, medicamento, porque entre más te dan, más me responsabilizo”, mencionó.

Así, nos podría platicar de mil 500 casos que llenan el corazón, porque cree que más te llena el que da que el que recibe, son tantas historias tan hermosas y tan bonitas que no es posible, hay una señora que se llamaba Iris, y pidió en Face apoyo, se lo mostró su hijo y no había recursos, pero había de los propios, la fundación está hecha de muchos seres hermosos, pero a veces los recursos llegan en ciertas fechas.

“Por ejemplo, en diciembre hago una rifa con causa, que es una cena navideña que me da uno de los mejores chefs de aquí, es una cena que ha de costar 10 mil pesos el pavo, yo hago 100, 200 boletos, no los imprimo porque es gasto y eso me sirve para una medicina, agarro mi libretita y ahí, me quedan 15, 20 mil pesos y me sirven para dos meses de medicamentos, acabo de hacer una noche mexicana para un niño que se llama Diego, un trasplante de médula ósea, lo conocí porque vi en el Face que un amigo mío estaba pidiendo un recurso para él, junté 20 mil pesos, los cuales están en la cuenta de él”, recordó.

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Volviendo al caso de Iris, ella tenía cáncer, estaba desempleada, se le quemó su casa, se le quemó su carro, tenía una hermanita con cierta discapacidad, vivía con sus papás de la tercera edad, entonces le habla y solo tenía los entrepaños del cuarto de su hijo, otra amiga le dio un colchón, poquito, pero se fue, entonces Iris pone, los buenos somos más, pero le había prometido pintura, muebles, y dijo, lo voy a ir consiguiendo poco a poco, en eso le habla una señora que no conoce y le dice, me voy a cambiar de casa, te regalo la sala, la televisión, las camas de mis hijos, todo, la mano de Dios es maravillosa, entonces empezó a hablarle, tenía como 20 días sin hablar con ella, no le contestó, hasta después que la hermana le dice que Iris falleció, pero como se lo prometió, le amuebló la casa.

“Así pasan muchas cosas en el día a día, se ayuda a quien tiene una enfermedad, no hay un grupo en específico, quise hacerme donataria en un principio y después me eché para atrás porque es muy complejo, los niños menos volteados a ver son los de enfermedades raras, como Sarita, que tiene una enfermedad donde la orina tiene olor a maple y va matando neuronas, es una bebé hermosa, siempre peinada, preciosa, que necesita una leche de 550 pesos el bote, o solventan necesidades o compran la leche, otro el pulmón, pero la fundación va al que toque la puerta”, mencionó.

Finalmente, invitó al que quiera donar, es bienvenido, pueden hacerlo en la página de Suma y deja huella, donde le digan va, en el momento que digan, la pueden contactar a su número, 9611510666, y añadió que recibes más cuando das, que el que recibe.

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