Margarita López, justicia con perspectiva de género
- ALEJANDRA OROZCO
- 4 sept
- 8 Min. de lectura
En esta ocasión, Paulina y Sandra Aurora nos presentan a una invitada, amiga, abogada, maestra, doctora, que tiene gran experiencia en el tema de los derechos humanos de las mujeres, hoy directora de la unidad de género del Poder Judicial, ella es Margarita López, quien se dijo muy contenta de poder estar aquí y de poder compartir parte de lo que ha trabajado y caminado, lo que es su trayectoria como mujer también, no solamente desde el ámbito personal, sino desde el ámbito de la vida pública.

“Margarita López Morales es una ciudadana tuxtleca, nieta de abuelos de Ocozocoautla y de Venustiano Carranza, hija de dos maestros, ya jubilados, que ha desarrollado toda su formación en las escuelas públicas de la ciudad, es la hermana mayor, la nieta mayor de una familia no muy grande, muy inquieta desde pequeña, con gustos como la poesía, la historia, con la inquietud extraordinaria de salir a conocer el mundo desde muy joven”, describió.
Considera que la vida ha sido muy generosa con ella, pero también con la firme decisión de quedarse aquí, de mantener su vida en Chiapas, estudió en una primaria pública, en la Secundaria del Estado, en la Prepa 2, y en el momento de decidir la universidad, fue irse a la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas, de donde egresa y decide no quedarse en San Cristóbal, sino volver a Tuxtla, es la única abogada de su familia, su abuela materna decidió dedicarse a la casa porque su abuelo se desarrollaba en el ámbito político, su mamá, hija única, no quiso incursionar en la vida pública y decidió ser maestra, cuando se conocen en la Normal con su papá, se deciden establecer aquí, y ella es producto de esta mezcla.
“Ya en el ámbito profesional y laboral, cuando regreso de San Cristóbal con la escuela terminada y después de haber hecho una estancia fuera, quería con todo el ímpetu y la inquietud trabajar para la administración pública o para el Tribunal, mi primera oportunidad es en el Tribunal como actuaria de un juzgado familiar, y después curiosamente la vida me va llevando a incursionar en temas de derechos humanos, empiezo a trabajar para la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) en el 99, y me voy hasta el año 2006, me toca un proceso de aprendizaje, no solo profesional, no solo académico y personal”, dijo.
En ese momento, el estado estaba en un proceso de cambio muy curioso, de una hegemonía partidista a un gobierno plural en el año 2000, y entonces también estos organismos autónomos empiezan a sufrir modificaciones, por ejemplo, su trabajo fue ser el primer contacto con las personas, lo que le permite desarrollar una sensibilidad muy grande, pero que además agradece hasta este momento, porque le permite empatizar, no solamente con las mujeres.
“Yo estaba en la dirección de quejas, me toca empatizar con las mujeres, con los migrantes, desde ese tiempo, con las personas privadas de su libertad, cuando me toca trabajar en las visitas a los centros penitenciarios del estado, y empiezo a crear de alguna forma una empatía y una sensibilidad por algunos temas que todos conocemos, pero obviamos no verlos, ya desde esos momentos empiezo a trabajar en la gestoría o en el desarrollo de las quejas de quienes en ese momento se decían violentados en sus derechos humanos, fue una gran experiencia de vida, me toca el proceso de cambio de Cerro Hueco a El Amate”, señaló.

Esta experiencia fue indiscutiblemente un parteaguas en su vida, ella venía de una vida medianamente cómoda, y fue enfrentarse a la realidad de muchas otras personas en donde ella estaba al servicio, no es solamente empatizar con resolver su problema, es entenderlo y ponerse en esta condición de qué hacer para resolver desde la mejor forma posible; después de la CEDH, la vida la lleva a la aceptación de un trabajo en materia electoral, trabajando para la Comisión de Fiscalización Electoral, un tema completamente diferente, con situaciones totalmente diferentes, más de escritorio, empieza a empaparse del tema electoral, le gusta mucho, y posteriormente concursa para ser consejera electoral del INE en el consejo local.
“Fui elegida para estar en la mesa de consejo por dos elecciones, y después se abre la convocatoria para los OPLE, ya después de la reforma electoral del 2011, asumo el hecho de que tal vez tenía la experiencia y las tablas para poder participar en esa elección y desarrollarme como consejera electoral aquí en el IEPC, formo parte de esa primera generación, lamentablemente con condiciones políticas adversas totalmente, es la época de la elección del 2014 y 2015, donde no se cumple con el tema de la paridad, por ahí había una situación que justificaba ese hecho pero no se da a conocer, era más fácil mostrar el que habíamos sido sancionados, políticamente fue correcto, entonces paso por todo ese proceso”.
Después de eso, pasa por el proceso del voto en el extranjero, fue muy desgastante personal y profesionalmente, porque mientras los varones forman parte de la toma de decisiones en la vida pública, siempre hay una justificante que da lugar a que se mantengan los reflectores lejos, pero cuando las mujeres son las señaladas, pareciera que tuvieran razón, que ellas no pueden estar en la vida pública porque no cumplen el estándar que se necesita, obviamente los esquemas políticos a veces son complejos y llevan a estos resultados.
“Nadie sabe de violencia institucional hasta que no la vive, después de mi proceso, que fue complejo, yo ingreso al Poder Judicial en el año 2011, en la primera generación, cuando se abre a partir de la reforma penal esta figura de la justicia alternativa, de resolver conflictos desde una mirada diferente, y es muy curioso, porque como abogado te preparas para pelear, para el juicio, yo ingreso cumpliendo un proceso de formación como mediadora y como conciliadora al Centro de Justicia Alternativa en el Poder Judicial, me quedo ahí, ya después de una licencia por el tema electoral, ya no regreso al Centro de Justicia Alternativa, sino a una sala especializada de justicia para adolescentes”, recordó.
Su trabajo ahí era llevar a cabo el proceso de control, de convencionalidad, de equilibrio de la ley en materia de adolescentes con todos y cada uno de los tratados de los que formamos parte a nivel internacional para poder emitir una sentencia, y en una segunda instancia con magistrados, ahí se forma desde el 2017 hasta el año pasado, que la invitan a ser la directora de Igualdad de Género y Derechos Humanos del Poder Judicial del Estado.
“Yo al principio tenía una idea hasta cierto punto acotada de todo lo que significaba estar a cargo de una dirección de igualdad de género y derechos humanos en un poder del Estado, obviamente el abanico se abre cuando llego y me hago cargo de generar las condiciones para que las políticas al interior del Poder Judicial respecto de los temas de género, de igualdad y no discriminación hacia las mujeres, no solamente se mantengan, se respeten y se procure una mejoría constante en atender los temas que nos atañen a las mujeres”.}
Consideró que es una gran labor hacer cumplir las políticas al interior de una institución, porque se topan con las reticencias normales hacia cambiar la perspectiva de ellas como trabajadoras y como tomadoras de decisiones al interior, sobre todo de un Poder Judicial como este, hay una nueva mirada, que agradece infinitamente, ya que hay una consideración y un mandato específico de respetar las políticas que garanticen una igualdad al interior, los temas salariales, los temas de respeto, los temas de igualdad al interior, los temas de no discriminación y los temas sensibles que existen en todas las instituciones, sean públicas o privadas, que generan esta dinámica laboral y esta dinámica social al interior.
“Como son los temas de acoso laboral o de acoso sexual, de los que no estamos exentos de ninguna manera, entonces ha sido para mí también muy enriquecedor, y sobre todo ha sido muy generoso trabajar con todo este proceso de coordinación interinstitucional hacia afuera, todo lo que el Poder Judicial tiene que cumplir respecto a las mujeres en todos los ámbitos, a nuestras justiciables, a los temas sensibles como los temas de atención, a los feminicidios, a los temas de violencia en la mesa de alerta, toda esta perspectiva que de alguna manera muchas activistas y como parte de instituciones académicas y de algunas otras han venido trabajando a través de los años, actualmente quienes estamos en este proceso hemos sido muy afortunadas”, consideró.
Desde visibilizarse, desde la oportunidad de formar parte de las instituciones, ahora en su caso, ya no desde la visión jurisdiccional sino desde la visión administrativa y con estos temas tan sensibles, ha sido muy enriquecedor y muy formador de manera personal y profesional; curiosamente, en Chiapas solamente hay dos instituciones certificadas con la Norma 025, entre ellas la que dirige, que es la que garantiza por medio de una serie de acciones y actividades al interior de la institución tener condiciones de igualdad y no discriminación.

“La certificación tiene ya algunos años, nos toca reevaluación y cumplir con los parámetros que a nivel nacional nos dejan de tarea para poder garantizar que podamos tener una certificación sobre plata y obviamente la máxima que es la oro, actualmente tenemos la certificación oro, y el compromiso de mantenerla, en estos momentos nos estamos enfrentando también a una serie de situaciones ajenas, constitucionales, que nos van a permitir cumplir más a rajatabla, sobre todo con los números entre juzgadoras y juzgadores, porque ya la reforma judicial exige la paridad entre hombres y mujeres juzgadores”, explicó.
Ella considera que el Estado Mexicano, en especial el Poder Judicial Federal que fueron electos, tienen ante sí un gran reto, y lo único que espera es que esta curva de aprendizaje no nos cueste más de lo debido, hay perfiles que se repitieron y que traen una formación judicial formal, académica y muy generosa, pero también hay quienes están bastante acotados.
“Quienes hayan sido electos para impartir justicia van a tener que trabajar sobre la marcha, porque hay una instrumentación a nivel internacional y federal del cual no pueden salirse, va a ser uno de los grandes retos de la propia reforma, el hecho de ser mujer y que vayas a impartir justicia no te garantiza que tengas perspectiva de género, si fuiste electa y te vas a enfrentar a toma de decisiones como la administración de justicia lo es, tienes la obligación, bajo la circunstancia amplia o acotada, de garantizar que los estándares internacionales se vean reflejados en tus sentencias”, consideró.
Asimismo, si llegó alguien que no tiene experiencia en perspectiva de género, esa reeducación, se va a enfrentar a un monstruo, no olvidemos que dentro de las consideraciones en materia jurisdiccional está el amparo y la revisión, al final de cuentas en este proceso de reaprendizaje de quienes van a impartir justicia es uno de sus mayores compromisos, los varones que estén llegando con circunstancias acotadas, valdría la pena decir que en su momento la sociedad se lo reclame.
“Hay que estar conscientes que como servidores públicos y funcionarios impartidores de justicia no están exentos, agradezco la existencia de grupos de activistas en mostrar qué sí está funcionando, y en esta incursión están a la altura de lo que necesitamos como sociedad, va a ser otro trabajo titánico, será otro trabajo para colectivas pero el propio cambio, es una de las consecuencias de adaptabilidad a la reforma… el legislador debió ser más sensible además de consciente, tema que no está fuera de la agenda y de los requisitos necesarios para ser impartidores de justicia, ya que la trayectoria y experiencia cuenta mucho”, finalizó.









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