No hay necesidad

Annete Lewis

Ya lo hemos platicado con usted, amable lector, de lo triste que resulta ver a un personaje del deporte usar la estrategia de desprestigiar a un símil con el objetivo de volver a la palestra, para estar en las notas, para salir en los noticieros.

Es algo común, que no necesariamente es correcto y en Miguel Herrera (para colmo), se ha convertido en el pan de cada día, sus constantes arranques de ira lo han puesto por debajo del promedio de una persona que reconoce en su posición, una responsabilidad que debe ser ejemplar, que debe conducirse con propiedad, pero que evidentemente no alcanza para este ex jugador, ahora entrenador.

Su última víctima fue Juan Carlos Osorio, ex entrenador de la Selección Nacional que cumplió un proyecto de tres años, que como el resto de antecesores en el cargo, tuvo un gran partido en el mundial (como el empate de Herrera ante Brasil, en el 2014), pero que no le alcanzó para ir más allá de los octavos de final, la asignatura pendiente para la Selección, con el entrenador que usted guste y mande.

Pero, ¿a qué se debe este ataque de Herrera?, debe ser a que en federación mexicana decidieron hacerlo a un lado y el que apareció para tomar el cargo y que tuvo en contra entrar a ese selecto grupo de estrategas no nacidos en México que en los últimos procesos han tenido que lidiar con esa idiosincrasia de inferioridad que se refleja en declaraciones bastante tristes.

Futbolísticamente, no dudo que Juan Carlos Osorio podría desmenuzar cuáles fueron los errores de Herrera en aquel juego ante Holanda que terminó en eliminación; evidentemente, el colombiano no lo hará en público, porque entre futbolistas y en este caso entre entrenadores, existen códigos que en los últimos tiempos han quedado en el olvido, porque los intereses están primero.

No sé si Miguel Herrera vuelva a la Selección Nacional, no entendería que sus constantes ataques a lo que se mueva, sea una estrategia para regresar a ese banquillo, pero evidentemente ha conseguido que la animadversión hacia su figura vaya en aumento. No se trata de un “así soy”, “soy transparente”, no en el futbol el tiempo también avanzó de manera importante y no tiene sitio para quien incumple una serie de lineamientos. Mourinho está señalado por ser irreverente, pero en la cancha lo ha ganado todo, su conocimiento del juego están por encima de sus exabruptos mediáticos. Herrera ha ganado poco o nada, pero mediáticamente sigue sin encontrarle el modo en un país que puede llevarte de la gloria al infierno en un segundo.

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