Odiarlo es fácil

Annete Lewis

Ahora que el tema de la NBA volvió a la palestra, con una de esas grandes historias que el deporte norteamericano tiene para contar; los tradicionales Lakers aparecieron de nuevo, con LeBron James de la mano, para estar de nuevo bajo los reflectores. Sin querer, encontraron al mejor, y no necesariamente en la cancha, para someter al riguroso criterio de que el nombre de esta franquicia está en el análisis, se le involucre en una discusión en la que parecía no encajar y justo este año, se complementó con la pérdida de un referente histórico de una manera trágica. Si quiere, olvide a LeBron, la figura de este título va a ser Kobe Bryant y en ese lapso, los Lakers van a dominar la escena. Ya veremos qué pasa el próximo año.

Porque a LeBron es fácil odiarlo, Michael Jordan dejó argumentos para que James tenga más detractores que seguidores; es muy sencillo denostar cualquier estadística que el “rey” pueda superar; no, Jordan no tiene manera de ser superado y eso es entendible, no es sencillo llevar este deporte a otro nivel, hacerlo mundial. La NBA es una antes de Jordan y una después; sin embargo, lo de Jordan es todavía más inexacto, porque sin él no hubiera existido Kobe, o quizá una versión de él que no nos convenciera tanto. ¿Por qué “quieren” más a Kobe que a LeBron?, porque Kobe es lo más parecido en una cancha a Jordan, LeBron tiene un juego diferente y encontró la forma de ser superior en una época en la que todos, absolutamente todos, sacan ventaja de la evolución del juego mismo. ¿Ustedes creen que los Warriors hubieras sobrevivido en la época de Laimbeer, Thomas, Rodman, Johnson y Mahorn?, claro que no, pero la gente difícilmente verá tantos defectos en equipos actuales. Les duele quizá que las estadísticas estén cediendo ante James, que se ha cansado de afirmar que no pretende ocupar el sitio de Jordan, pero que nadie puede evitarle sentirse el mejor de todos los tiempos. Ya cada uno hará el balance; sin embargo, el tiempo deberá tomar una libreta, anotar en ella las marcas que dejará cuando decida retirarse y su nombre va a aparecer en la mayoría de las que se reúnen en el basquetbol de la NBA, podría imprimir miles y regalarlas a quien pueda pensar diferente. Cuando la polémica se apasiona, siempre van a estar los números.

Sí, quizá lo más importante que ha conseguido LeBron James, fue levantar aquella final ante los Warriors que habían conseguido romper la marca de juegos ganados en temporada regular, que pertenecía a los Bulls de Jordan. 3-1 que parecía lapidario y que es el mayor regreso en la historia de la NBA en una final.

No, odiarlo es fácil, LeBron James puede vivir, a pesar de que los haters no lo pretendan así, justo a un lado de Michael Jordan, quizá como el producto que se antepuso a una tendencia de tiradores de larga distancia, que acumula ya cuatro título en una selva que evolucionó y en la que deberíamos tener más consideraciones. A ver si Miami no dice otra cosa.

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