Otro linchamiento…

Annete Lewis

Viendo detenidamente, unas 20 veces, la jugada en la que Giovani dos Santos y Briseño terminaron pintando el clásico nacional, entiendo que lo predominante en la jugada es la imprudencia; primero porque no considero una posibilidad que un jugador tenga la intención del calzarse ese tipo de zapatos, pensando en que terminen en el muslo de alguien.

Los tachones de “seis” que le llaman, han evolucionado, la tecnología en el calzado deportivo lo ha conseguido y Briseño no es el único que usa y que usará ese tipo de zapatos; todo depende de la superficie en la que se juegue y es un hecho que el césped del estadio Azteca está lejos de estar en buen estado. Basta con ver la acción en la que se le atora la rodilla a Guillermo Ochoa, para darse una idea de lo que le hablo.

Después, una jugada con velocidad, en la que un impetuoso y un habilidoso coinciden, es evidente que uno saldrá con la pelota y el otro saldrá mal parado, ya el orden de los factores se dará de acuerdo a las circunstancias del juego. Dos Santos llegó al balón y Briseño encontró el aire; no creo que si alcanzara la pelota, hubiera llegado a la pierna.

Pero ya después de la acción, tendremos que ser muy cautelosos y más si se está participando en la transmisión. Recuerden, por ejemplo, aquella jugada en la que Oswaldo Sánchez (uno de los más críticos con la jugada de Briseño), sale expulsado en aquella final entre Tigres y Santos en la que fue a por todas a una pelota que tenía controlada Danilinho; hábil, el brasileño consiguió mover la pelota y Sánchez se lo llevó puesto. ¿Habrá que considerar de la misma forma ambas jugadas?, tuvo Oswaldo Sánchez mala intención (decir “mala leche” me suena demasiado), no creo, es un jugador que presumía ímpetu y que, como se puede ver en aquella jugada, le ganó en esa ocasión. Lamentable que fuera en una final, misma que su equipo terminó perdiendo. Sánchez ahí cometió dos grandes errores, el primero, que habría que meter en el mismo costal que la de Briseño según su criterio y después, la de no medir el escenario, es todavía más inconsciente lo de “San Oswaldo”

En fin, el escarnio que se hizo ayer con lo de Briseño está lejos de apegarse a la realidad, se habló de “mala leche” con la facilidad de borrar de la memoria lo que muchos ex jugadores dejaron a su paso; el micrófono, la empresa que paga el cheque, no debe ser condicionante para tratar de estar con la bancada oficial, se trata de desmenuzar este tipo de acciones con la experiencia que les dejó la cancha y miren que Oswaldo Sánchez tiene de qué hablar en ese tema.

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