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Sandra Urania, mujer destacada en la ciencia

  • ALEJANDRA OROZCO
  • 13 feb
  • 10 Min. de lectura

Tuxtla.- En esta ocasión, Alejandra Rovelo y Sandra Aurora tienen una gran invitada, como ya es costumbre, ella tiene una gran trayectoria y agradecen mucho que esté con ellos, es Sandra Urania Moreno Andrade, una colega que Sandra conoce desde hace muchísimos años con una gran carrera en la vida universitaria, es bióloga de profesión, profesora investigadora de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), actualmente directora del Instituto de Investigación de Gestión de Riesgo y Cambio Climático (IIGERCC), que nos irá contando más acerca de todo lo que ha hecho, pues aparte le encanta el senderismo, observa aves, es una mujer aventurera, es madre, esposa y tiene una historia de vida que definitivamente nos va a impactar.

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“Gracias por la invitación, porque justo, en qué espacios las mujeres hablan de su trayectoria, siempre estamos dando, apoyando, buscando cómo salgan adelante o tus hijos, o tu marido, o los hermanos, o aquellos que creen que son los pilares de la sociedad, cuando en realidad hay muchos pilares tras bambalinas… yo nací en Tuxtla Gutiérrez, soy coneja de corazón, estudio aquí la primaria, secundaria, la primera generación del Tec de Monterrey y me voy a estudiar a Xalapa, Veracruz, porque mi papá era amante de los hongos, de los micromicetos y macromicetos, y hacer viajes, entonces era muy amigo de Gastón Guzmán, un investigador de la Universidad Veracruzana, y llego yo muy joven, terminando la preparatoria a los 17 años, y me inscribo en la Veracruzana para estudiar biología; mi papá era médico militar, sin embargo su tarjeta de presentación decía: naturalista enamorado de Chiapas”, relató.

Su padre fue una influencia importante que creyó en ese enorme binomio de mujeres y hombres, es decir, de esa estrategia para crecer como seres humanos, como personas, en su caso con una influencia de su padre para la cuestión académica, si se hubiera quedado en Chiapas, porque tiene amigas que estudiaron biología en Chiapas, aquí eres la hija de alguien, eres una hija de familia, papás, tíos, y cuando te enfrentas a una sociedad en la que nadie te conoce, no eres hija de nadie conocido, no eres prima de nadie, es un primer desafío, que quien te conozca te va a creer o va a confiar en ti por lo que en ese momento estás demostrando, entonces, fue una alumna destacada, una compañera muy solidaria, porque se tenía que hacer amigos de la localidad.


“En esa generación, entramos en 1984, ya había muchas mujeres en la biología, eso ayudó a que nos hicieran un trato, por ejemplo, en las salidas de campo, con mucho más familiaridad, amistad, como iguales, más que estar diferenciando, nadie llevaba falda, ya ibas con el pantalón, la bota, el problema era tal vez al enfrentar a los profesores, que sí había una brecha generacional, y entonces el profesorado sí te trataba de forma desigual, con una que pareciera una amabilidad, en realidad es una violencia hacia la mujer, decir, tú no subas ese cerro, tú no dispares ahorita, porque no vas a poder hacer la curtiduría que vamos a hacer, ¿por qué me detienen? Si yo también puedo hacerlo, probemos, verás que sí lo puedo hacer, en mi generación de estudiantes, entre iguales, digamos, pero sí con los profesores, ese trato de que la mujer hace menos o debería tener más cuidados, entonces es como una contradicción, no me está cuidando el profesor, me está haciendo menos”, abundó.

Saliendo de la carrera, tuvo oportunidad de trabajar en una empresa farmacéutica que le permitió desarrollarse en un campo administrativo importante, en el que con la confianza del dueño de esta empresa, siendo mujer, tenía que darle órdenes a líneas de trabajo de hombres y de mujeres, eso también para ella fue muy gratificante, porque notaba que sus compañeros no tenían trabajo o no les tenían la confianza para decir, como eres mujer, tú no vas a poder ir al cerro, a la montaña, aunque hayas estudiado biología, entonces sí cree que tuvo oportunidades y que en ese momento no sintió que hubiera una discriminación por el hecho de haber sido mujer, es más, llegó a ser gerente de esta empresa y fue muy satisfactorio para ella, sin embargo, había algo que le hacía falta.

“Yo ya había comprado departamento, automóvil, también tenía novio, ya tenía planes de casarme, entonces a los 28 años, más bien me divorcio de la idea de ya casarme para irme a estudiar un posgrado, así lo hice en mi caso y llego al Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, también un trato muy igualitario de personas, además, ya entre mis compañeros, llegamos a estudiar 21 la maestría en Administración del Medio Ambiente, e igual los profesores ya mayores eran quienes a veces andaban buscando notar una diferencia entre los hombres y las mujeres, sin embargo, al tener una mayor edad, nuestros compañeros hombres feministas ya también tenían una voz y no estabas sola para defenderte de algo, o del propio acoso de un maestro, eso yo creo que también fue un ambiente de resistencia y de lucha, pero en el que ya teníamos a estos colaboradores como compañeras y compañeros”, mencionó.

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En este sentido, confesó que sabía que había un ruido ahí, el tic-toc del reloj biológico, ya tenía casi 33 años, quería tener una familia porque sí tenía en su imaginario, no lo van a creer, pero cuando entró a la carrera quería cinco hijos, en la maestría quería dos, estaba en su toma de decisiones, buscó trabajar saliendo de la maestría, le ofrecieron en el Tec de Monterrey, en Nuevo León, en la Universidad Juárez de Chihuahua, en ellos ya tenía el contrato listo con dónde recibir, pero quería regresar a Chiapas, ya estaba en Chihuahua, ya había aceptado el trabajo en Ciudad Juárez, y le hablan de Chiapas, le dicen que la iban a recibir con un puesto directivo, el sueldo que estaba solicitando, y se regresa a Chiapas.

“Así llego la primera vez en 1996 a trabajar, sin embargo no era lo que yo esperaba, ese departamento de gobierno del estado dentro de áreas naturales protegidas, y sentía, otra vez, que algo faltaba, y en ese que algo faltaba me ofrecen una consultoría en la que podía desarrollar mucho de lo aprendido en la maestría, y me fui a Xalapa, Veracruz, en esa consultoría dirigida por una mujer bióloga, fue posible que me reconocieran el conocimiento científico de lo aprendido en la maestría y que podría yo trabajar de freelance en ese momento, dejando un puesto aquí del gobierno, creo que eso fue una decisión arriesgada, porque igual si hubiera tenido tal vez ya familia... buscar un equilibrio, y en ese entonces para mí era ir por ese rumbo del trabajo hasta que me reenamoro, así fue, de un chiapaneco, y entonces dije, ¿qué voy a hacer? Entonces estuve buscando opciones y vine a casarme, y estuve en el doctorado”.

Sandra se casó con una persona que de alguna manera también ya tenía 35 años y que habían sido amigos desde muy jóvenes, que ya la conocía muy bien, no lo amenazaba, ya la conocía bien, él le enseñó a manejar, eran muy amigos, fue su primer novio, no se sentía intimidado por esta profesional que ya viajó, que conoce otras cosas, que tiene una mente libre, los dos querían hijos, casarse con un amigo, con un igual, de alguna manera le da una enorme complicidad para sentirse aliviada y no tener culpas, que veía en sus amigas, y es que la culpa es real, te sientes mal de dejar a la hija, al hijo, de tener que trabajar más horas, en este caso era un punto de acuerdo, casi diario, de ahora a quién le toca, quién va, quién puede.

Todas coincidieron en que es muy importante casarte con una persona que tenga lo mismo en mente que tú, que puedas tener estos pactos en las condiciones en las que tú quieras negociar un igual, un compañero, alguien con quien se puede conversar y con quien se puede decidir, y lo segundo, que por favor pensemos en casarnos un poco más grandes, porque a veces los chavos a los 20 piensan que ya, cuando las generaciones han cambiado, a los 30 es una buena edad, si bien idónea para casarte, sí hay una condición más idónea, si no estás dependiendo emocionalmente, si no eres manipulada por otro, es decir, de pasar de una autoridad de papá, mamá, y que ya quieres salir a un mundo en el que el otro va a cumplir con ese papel de autoridad sobre ti, eso les parece que es grave en los matrimonios muy jóvenes.

“En los matrimonios se ha vuelto más importante la figura de mamá, porque mi mamá, desde muy niñas, nunca nos pidió, ponle la tortilla al hermano, sírvele a tu hermano, allí todas y todos éramos iguales, tampoco éramos niñas y niños, éramos personas y todos teníamos las mismas obligaciones, así nos decían en las tareas domésticas, hoy le toca lavar los trastes a tu hermano, hoy le toca hacer la comida, trapear la cocina, todo, con esa disposición de que también teníamos una responsabilidad igual y no por distinción de género, eso lo vivía en casa, eso lo conoció mi actual marido”, señaló.

Cambiando de tema, desde la biología lo que más le interesaba era la relación de las mujeres en la sociedad con la naturaleza, no era exclusivamente el conocer las especies e identificar plantas y animales, sino la relación de la sociedad con la naturaleza, de ahí pasó a estudios de impacto ambiental, de educación ambiental, de cómo hay una interpretación respecto del cambio climático, cómo está afectando actualmente a estos ciclos, el ciclo del agua, el ciclo de los nutrientes y cómo la acción humana está realmente actuando en contra del equilibrio ecológico, en contra de mantener durante el mayor tiempo posible la sostenibilidad a los ecosistemas.

“Actualmente, cuando hablas sobre sociedad de ambiente tienes que hablar de desastres, el desastre que provoca una prolongada sequía, por ejemplo, el desastre que provoca el fenómeno de las lluvias, el problema no es la lluvia, el problema es qué tan adaptados estamos o no a poder tener efectos negativos de no atender infraestructura, caminos adecuados, de no sostener nuestra topografía, las geoformas en Chiapas con unas lluvias en un ecosistema tropical que generan deslaves, tenemos geoformas tan importantes como el Cañón del Sumidero, que es emblemático y sin embargo está en riesgo, eso se está monitoreando científicamente, hay mayor comprensión de los fenómenos y cómo podemos actuar para prevenir”, explicó.

En el 2012, estaba en su laboratorio en la Unicach, cuando llega uno de los directores de la Reserva de la Biosfera El Triunfo, y la invita a ver si hay extracción minera en Acapetahua, a conocer qué es lo que está pasando, fueron como espías a las distintas extracciones mineras, pero también ahí pudieron reconocer a un liderazgo femenino muy importante, era un grupo católico con una líder enfermera retirada, que se acercó al doctor para reconocer que había más muertes por cáncer en esa localidad y que probablemente estaba relacionado con la actividad minera, ahí es donde empieza a hacer apoyo técnico para exigirle al gobierno el estudio de sangre, el estudio de salud, el estudio de cuáles podrían ser esas fuentes.

“Era 2.7 por ciento más arriba la tasa de fallecimientos por cáncer que el resto del país y el resto de Chiapas, entonces eso era significativo, ahí comienza una lucha de un movimiento organizado, ellos son el Frente Popular de Defensa del Soconusco, y la líder, doña Amada, no podían comprarla, le llegaron a ofrecer millones de pesos para dejar esa resistencia ante la minería, y lo que se logra a lo largo de más de 10 años, es una lucha en la que se han ido cerrando los yacimientos y los intentos por esta explotación minera injusta, casi clandestina diría yo, en esa parte de la sierra se extrae titanio, que es muy útil y todos lo utilizamos, pero se trata de tener el cumplimiento a la ley, no tenemos una vocación minera, hay otros estados para eso, pero por ejemplo, si tenemos una vocación de turismo de naturaleza, ahí me encantaría que pudiera haber un desarrollo un detonador para el desarrollo de Chiapas y que las mujeres jugamos un papel muy importante ahí, porque creen que tal vez nosotras al ser las responsables en la familia del manejo del agua, somos cuidadoras también”.

Y es que existen muchas comunidades en Chiapas con este tipo de problemas, riesgos ambientales, sobre todo en las comunidades muchas mujeres que son defensoras del territorio y que además de eso están en riesgo, no solamente por vivir en el espacio en donde se está dando este riesgo, sino que además son luchadoras y hacen una defensa real de los derechos humanos de la población y del territorio, han conocido a varias y varios compañeros en la zona, por ejemplo, de la selva, de las cascadas, tantas cosas han sucedido y que generalmente esto no se habla, qué bueno que lo puedan platicar, que conocen a una persona que impulsó eso y que sigue impulsando ese tema, acompañando a estas personas y a las autoridades.

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“Estoy muy agradecida con la nueva rectora de la UNICACH, ahora también está bajo mi responsabilidad el Centro de Monitoreo Vulcanológico y Sismológico, esto quiere decir que debemos monitorear a la naturaleza, ver qué cambios están presentándose, en el caso del volcán Chichón en 1982 se da una de las erupciones más importantes, a nivel planetario más peligrosas, fallecieron con registro más de 2 mil personas en la zona norte del estado de Chiapas, actualmente, después de 10 años que no teníamos transmisión de datos, como la ciencia trabaja para la sociedad, transmisión de datos en tiempo real, ahorita tenemos una cámara dirigida hacia el cráter que nos está mandando la señal de cómo está el Chichón, un volcán que ahorita está en semáforo verde, está tranquilo, pero eso no quiere decir que no tenga fumarolas que no se modifiquen”, señaló.

Y es que también tienen liderazgos femeninos en Francisco León, en Chapultenango, en las comunidades alrededor del volcán, y son con ellas, con asociaciones religiosas dirigidas por mujeres, que están siempre buscando que se vaya a dar pláticas a las escuelas, que platiquen con las amas de casa para que sepan que es un volcán activo y que deben de tener muy claras cuáles son las rutas de evacuación, qué acciones preventivas pueden tener en caso de que ya vaya dando señales de que pueda haber actividad, trabajando con Protección Civil también, autoridad que se basa en sus estudios científicos para poder tomar en el monitoreo que se toma en el centro.

“Estamos sobre tres placas tectónicas, lo que nos hace una zona sísmica, enviamos señales al Servicio Sismológico Nacional y ellos sacan la imagen de dónde tiembla, colaboramos y quisiéramos fortalecer más esa red de sensores sísmicos, nos gana Oaxaca, Colima, el Popocatépetl está más vigilado, pero creo que en esta nueva etapa vamos a tener el apoyo… en Chiapas se presentan de 10 a 12 sismos diarios, algunos imperceptibles, pero siempre tiembla”, añadió.

Es por eso que ofrecen la carrera de Ciencias de la Tierra, es interdisciplinaria, tienen geólogos, sismólogos, vulcanólogos, químicos, que en cuatro años les enseñan a estudiar los fenómenos de la naturaleza: tormentas, sismos, volcanes, geoformas, son licenciados especialistas para toda la cartografía del país, sitios inundables, mejor suelo para agricultura, sus egresados están trabajando en diferentes niveles sobre los pronósticos, hacia dónde hacer planes de desarrollo municipal, que es muy pertinente para estos tiempos de cambio climático.

“A las mujeres jóvenes, me gustaría decirles que cada uno de lo que les parezca un obstáculo es un desafío, siempre busquen un aliado o aliada que pueda apoyarlos, hoy recibí a una mamá apoyando a su hija, le hicimos un recorrido, las mujeres nos apoyamos entre mujeres, busquen quien cree en sus sueños y los apoye, que tengan la confianza de contar sus sueños y quien los lleve a su culminación”, finalizó.

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