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Tuxtla Gutiérrez: un patrimonio cultural más vivo y extenso de lo que se cree

  • NOÉ JUAN FARRERA
  • 9 abr
  • 2 Min. de lectura

CDMX.- En la tercera y última charla celebrada en el Museo del Café, el historiador Roberto Ramos Maza abordó el tema del patrimonio cultural actual de Tuxtla Gutiérrez, demostrando que, lejos de estar relegado al pasado, este patrimonio sigue vivo y es mucho más extenso de lo que comúnmente se percibe.

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Ramos Maza explicó que el patrimonio cultural tuxtleco no solo se manifiesta en edificaciones antiguas, sino también en espacios públicos y privados que conviven diariamente con los habitantes de la ciudad. Desde escuelas y edificios de gobierno, hasta viviendas y plazas, todos estos elementos configuran un paisaje urbano que habla del pasado y del presente.

La arquitectura es uno de los componentes más visibles del patrimonio actual. Tuxtla aún conserva edificaciones del siglo XIX y principios del XX, que sobreviven como testigos silenciosos en medio de la expansión urbana. Estas construcciones, muchas veces atrapadas por la mancha urbana, contrastan con las expresiones más modernas del diseño, como el estilo "brutalista" representado por el Polyforum Chiapas. Este contraste, lejos de ser una contradicción, es parte de la riqueza visual y simbólica de la ciudad.

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Se destacó también la obra de arquitectos como Francisco Damico, cuya visión y talento contribuyeron a definir la estética de Tuxtla con obras de gran belleza y funcionalidad. A ello se suman esculturas emblemáticas como La Diana, el Monumento a la Federación, y la Fuente del Magueyito, piezas que se han convertido en referentes del paisaje tuxtleco y símbolos identitarios.

Pero el patrimonio va más allá de lo material. En el ámbito intangible, la ciudad resguarda una riqueza invaluable: danzas, rituales, festividades y costumbres que se arraigan profundamente en la memoria colectiva. Ejemplo de ello es el Joyonaqué, una danza ritual ancestral; o las coronas florales que se preparan con esmero durante las celebraciones religiosas, herederas de tradiciones florales prehispánicas.

Entre estas manifestaciones destacan también las danzas sincréticas como la danza de las copoyitas, donde las vírgenes descienden envueltas en un ritual que conserva una raíz espiritual indígena, y las ensartas de flores de mayo o el somé, que fortalecen la identidad y continuidad cultural.

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La gastronomía forma otra columna fundamental del patrimonio tuxtleco. Platillos como el Sispolá con canané, un guiso ritual a base de frijol y carne, son más que alimentos: son expresiones culturales vivas que conectan a los tuxtlecos con su herencia zoque, y que se transmiten como parte de la memoria familiar y comunitaria.

Ramos Maza concluyó que si se consolidan todos estos elementos —arquitectura, símbolos urbanos, costumbres, rituales, gastronomía— se puede hablar de un patrimonio abundante, diverso y profundamente significativo. Un patrimonio que no solo debe preservarse, sino reconocerse y celebrarse como esencia de Tuxtla Gutiérrez.

Cabe recordar que el próximo sábado 12 de abril, se realizará un recorrido por estos monumentos existentes en el centro de la capital de Chiapas, resaltando aún más la importancia y el sustento, de este legado cultural de una de las ciudades más antiguas de Chiapas, para aquellos interesados se les invita a comunicarse al museo del café de Chiapas, para mayores informes de la logística de esta actividad lúdica.

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