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  • MARIO AQUINO

Aquella utopía nacional

En toda nacionalidad, se consideran importantes algunas fechas por ser evocación de eminentes acontecimientos, la variante cronología se altera adaptándose a un lugar en específico. Actualmente, estos protocolos se han venido disgregado en una perplejidad social, pasando por el poco interés y percibiendo estos días como simple descanso de sus actividades cotidianas y sin ningún significado en especial. 

Llama la atención el devenir de la sociedad hoy en día, viviendo en ciertos parámetros autóctonos influenciado por las grandes masas, centrado en un punto donde el poco interés histórico se hace presente, resaltando un “amor patrio” a conveniencia, pareciera que solo un mes se debe tener esos estremecimientos hacia un símbolo nacional, evadiendo por completo la negación que tiene sobre sus mismas raíces el resto del año, considerando estas fechas como grandes puentes para solo decir ¡Viva México!, pero ¿Qué finalidad conlleva esto?

Hablamos de estos días celebres donde el país se posiciona con momentos vividos a lo largo de su independencia y formación, situando sucesos ejecutados por completo durante el siglo XIX, debido a que fue la época más polémica para la nación mexicana, derivando a múltiples conflictos internos, así como intervenciones hasta una imposición monárquica; la verdadera interrogante aquí es ¿Qué sucedió aquella madrugada del 16 de septiembre? A lo largo de la vida nos atenúan aquel famoso grito de independencia, simplificando que fue el momento cuando se destierran 300 años de abusos, declinando todo proceso que se vive años anteriores con grandes iconos que muy pocos identifican, a causa de enaltecer ya sea al “padre de la patria”(Miguel Hidalgo) o al “siervo de la nación”(José Ma. Morelos), no se quiere decir que no fueron importantes, pero se alude a estos personajes como los únicos, dejando a un lado a ilustres como Leona Vicario (Benemérita madre de la patria) quien fue una gran periodista con un sentido critico frente al mundo, ejerciendo su trabajo en diarios de su época: “El semanario Patriótico Americano”, “El Federalista” y “El  Ilustrador Americano”, siendo este último  donde los insurgentes observan sus escritos y se comunican con ella cuando empieza aquel conflicto, desempeñando un papel importante desde la ciudad de México brindando información sustancial (Flores Castillo, 2010). Otra célebre fue “La corregidora” Josefa Ortiz de Domínguez, derivada de una clase social prometedora estudiando en el prestigiado colegio de las Vizcaínas donde destaca sus ideas cercanas a la ilustración, a sus 23 años comienza a mostrar una postura crítica de la Nueva España, resumiendo el proceso, esta ilustre se mostró rápidamente como una estratega muy competente, de carácter fuerte e ideas liberales, sin dejar a un lado su gran ayuda, pasó a la historia por ser ella quien avisa a los caudillos que habían sido descubiertos, pero claramente su participación en la lucha fue mucho más grande, esta advertencia por la corregidora incita a Hidalgo a convocar al pueblo para levantarse en armas la madrugada del 16 de septiembre de 1810 (Jiménez Codinach, 2018). Podemos continuar mencionando diversos personajes como lo son I.

Allende, V. Guerrero, etcétera, pero retomando todo este proceso, se descubre que en realidad fue mucho más grande de lo que aparenta, debido a que España no reconoce la autonomía del país mexicano en 1821, ya que estos recurren a quedarse en Cuba para retomar fuerzas y volver atacar por San Juan de Ulúa, al ver la nula probabilidad que había de una re-conquista, son desplazados y no es hasta 1836, se firma el “Tratado de Santa María Calatrava” donde: “España reconoce a México como nación libre, soberana e independiente; los reyes de España renuncian a toda pretensión al gobierno, propiedad y derecho territorial del virreinato, sus capitanías, provincias internas, terrenos anexos como las de California e islas adyacentes” (Carmona Dávila, 2020). Es un universo de información tan basta que se llega a cuestionar al punto que Severo Martínez en su obra “La Patria del Criollo”, alude el hecho de no haber una independencia como tal, sino el traspaso de poderes a los criollos ascendientes por la ausencia de los españoles.

Es muy curioso que el estado de Chiapas conmemore con fervor este hecho sucedido, cuando técnicamente no se vive este suceso, recordando la primera facción chiapaneca anexada ocurre en 1824 ¿Cómo sucede? Durante este juicio de elección, el pueblo necesitaba tener muy en claro los panoramas que se estaba enfrentando: 1- Unirse a la Nación Mexicana, 2- Estar con Guatemala y Centroamérica 3- Establecer un país autónomo; principalmente por las propuestas que le hacían estas dos congregaciones en disputa; a lo que se crea una Junta Soberana Provisional que conformó en calidad de “Vocal secretario” el Gral. Joaquín Miguel. Con todos los problemas que se venían teniendo, el Gral. Vicente Filisola irrumpió el Estado Chiapaneco y disuelve la Junta Provisional, así como nombrar intendente a Manuel José Rojas, con esto era de esperarse que provocaría una rebelión haciendo participe a Joaquín, el lograría que el 26 de octubre desde Comitán Proclamará el Plan Chiapas Libre indicando que el estado se encontraba bajo completa libertad de decidir su futuro, es por ello que el doce de septiembre de 1824, desde Ciudad Real se firma el acta de incorporación a la República Mexicana y el 14 de septiembre se da el acta de pronunciamiento solemne de federación de la provincia sureña (De Los Reyes Pérez, 2020 P. 428).

Por última mención, pero no menos importante fue la participación ese 13 de septiembre de 1847 ante la defensa del Castillo de Chapultepec, cabe mencionar que para esto existe un contexto que retoma años anteriores por un conflicto territorial entre México y EE. UU, simplificando la información, esta campaña constituye a dos años de guerra (1846-1848) la cual el presidente James Polk, aludía que esta intervención no duraría más de tres meses, minimizando la milicia mexicana, pero en una de sus memorias escrita planta las frases “Jamás volveré a juzgar a un mexicano, pues todos defendieron su tierra con sangre” y esto se pude observar cuando unos “niños” que se encontraban ente los 13 – 20 años, algunos estudiantes del H. Colegio Militar y otros egresados fungiendo como un mayor rango; la toma del castillo fue inevitable, pues los cadetes se habían quedado sin parque  (munición), entonces ¿Por qué se atribuye este momento?, es ahí donde ocurre un acto de “heroísmo” al describir la acción echa por Juan Escutia, al aventarse enrollado con la bandera de México asimilando que no se sublevaría, asimismo sus demás compañeros van cayendo durante el combate, recordando los nombres de estos seis personajes “Juan Escutia, Juan de la Barrera, Agustín Melgar, Fernando M. de Oca, Vicente Suarez y Francisco Márquez ”(García Diego, 2008).

Grandes acontecimientos vividos, pero no son todos, son una pequeña parte del proceso formativo que actualmente se desconoce, estamos en un México donde la historia no se prioriza, se debe cambiar esa mentalidad, para tener en cuenta que no solo un mes se es mexicano, que no todos los momentos son de victoria, hemos tenido grandes derrotas, pero no demostrarlas no quiere decir que no se haya paso, pues “quien no conoce su historia, tiende a repetirla”

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