top of page

La crisis del ganado mexicano

  • EDITORIAL
  • 17 jul
  • 3 Min. de lectura

ree

La reciente alerta lanzada por la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG) sobre la posible caída del 60% en las exportaciones de ganado mexicano hacia Estados Unidos en 2025 es un indicador preocupante de la crisis que enfrentan los productores del país. Esta situación, provocada por el cierre de la frontera decretado por las autoridades sanitarias estadounidenses ante la detección del gusano barrenador del ganado (GBG), no solo amenaza la viabilidad de un sector esencial de la economía mexicana, sino que también representa una oportunidad para replantear estrategias que aseguren la sostenibilidad y competitividad del ganado nacional. El presidente de la CNOG, Homero García de Llata, ha expuesto de manera clara las posibles consecuencias económicas de este cierre. Si no se reabre la frontera en un plazo de seis meses, las proyecciones estiman que el volumen de ganado exportado caerá a 400,000 cabezas, muy por debajo del promedio anual de 1.2 millones. Las pérdidas económicas podrían ascender a cerca de 400 millones de dólares, con un impacto directo en la vida de miles de ganaderos que dependen de un mercado estadounidense que tradicionalmente ha sido su principal destino. Durante el primer semestre del año, la venta de ganado hacia el norte apenas alcanzó las 200,000 cabezas, cuando deberían haber superado las 600,000 según patrones históricos. Además, la apertura parcial de cruces fronterizos ha complicado aún más la situación, limitando las oportunidades de comercialización en un momento crítico. Para muchos productores, esto ha resultado en la necesidad de redirigir sus reses al mercado nacional, donde los precios son notablemente más bajos, alrededor de 1,000 dólares por cabeza. 

ree

Las entidades más afectadas por esta problemática, como Chihuahua, Sonora y Durango, que representan más del 80% de las exportaciones nacionales, están experimentando las consecuencias de un sistema que depende en gran medida de la capacidad de acceder al mercado estadounidense. Es imperativo que tanto el gobierno como el sector ganadero trabajen de la mano para implementar las medidas propuestas por la CNOG. Un paquete de diez acciones que incluye desde la restricción de ganado bovino de otros países hasta la creación de convenios temporales que garanticen precios justos, es un paso en la dirección correcta. Asimismo, el fortalecimiento de operativos de vigilancia sanitaria y la aplicación del Registro Electrónico de Movilización de Ganado (REEMO) son esenciales para asegurar una trazabilidad efectiva que no solo proteja a nuestros ganaderos, sino también la salud animal en el país. La identificación de más de 3,000 casos de infestación pone de manifiesto la severidad de la situación, y destaca la importancia de una estrategia nacional que contemple capacitación y coordinación con las uniones ganaderas. Sin embargo, la crisis del ganado no es solo un problema local; también plantea un desafío para la industria cárnica estadounidense. Esta última, que ya enfrenta un déficit de ganado debido a factores como la sequía, depende significativamente de los animales provenientes de México para sostener su sistema de engorda en estados clave como Texas. Es evidente que la resolución de este conflicto exigirá un enfoque colaborativo y proactivo, no solo entre los sectores ganaderos de ambos países, sino también entre las autoridades reguladoras y los actores económicos involucrados. Mientras tanto, los ganaderos mexicanos miran con esperanza hacia un futuro donde el reconocimiento de su trabajo y la estabilidad de su industria sean una prioridad compartida. La supervivencia de un sector vital para la economía nacional está en juego, y es hora de actuar con determinación.

Comentarios


251128 950x125.jpg
251128 950x125.jpg
Estar Consiente.jpg
bottom of page