¿Por qué las cuotas escolares?
- EDITORIAL
- hace 14 horas
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De acuerdo con el artículo 3º de la Constitución, “Toda la educación que el Estado imparta será gratuita”. Esto es relevante para que la escuela pública realmente sea de y para todas y todos, sin importar el origen o la situación económica de las familias. De acuerdo con México Cómo Vamos, aproximadamente 44.2 millones de mexicanos no pueden adquirir la canasta básica alimentaria con sus ingresos laborales; en este contexto, los gastos educativos pueden ser un reto mayor para miles de familias. La intención de la Constitución al declarar la gratuidad es justamente que el derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes no puede ser interrumpido por la falta de recursos para solventar los gastos relacionados con asistir a la escuela. En Mexicanos Primero consideramos que el derecho a aprender se garantiza cuando las NNA están, aprenden y participan en la escuela, es decir, cualquier acción que deje a un estudiante fuera de la escuela es una afrenta a su derecho a aprender. Seguramente algunos de las y los lectores de este este artículo piensan que ellas o ellos tuvieron que pagar cuotas escolares en su época o que ahora que son madres o padres deben cubrirlas, y entonces se preguntarán: ¿qué pasa con la gratuidad?. La primera respuesta es que hay una deuda histórica con las escuelas: lo básico no está garantizado. Todavía hay 6 mil escuelas sin baño y a pesar de que La Escuela es Nuestra cuenta con un presupuesto de 25 mil millones de pesos, muchas escuelas no cuentan con insumos básicos como papel de baño o jabón y las escuelas vespertinas a veces no cuentan con focos suficientes para alumbrar salones o pasillos cuando cae la tarde. Esto, sumado al mantenimiento y la limpieza que los planteles requieren, escuelas en medio del desierto con polvo en sus instalaciones, escuelas en medio de zonas selváticas donde la vegetación crece sin control, la necesidad de aires acondicionados en sitios donde se alcanzan los 45 º C o las escuelas afectadas por lluvias torrenciales. Así, el dinero no llega ni para comprar escoba y trapeador. ¿De dónde salen los recursos entonces? Es una realidad que las escuelas necesitan de las cuotas escolares, es también una realidad que debería ser responsabilidad de la federación, de los estados y municipios, y es una realidad que todavía no estamos ahí. ¿Qué pasa entonces con las cuotas, se deben o no se deben pagar, y qué implicaciones tienen? Lo primero y esta afirmación debe ser categórica: ningún NNA puede quedarse fuera de la escuela por no tener los recursos para cubrir las cuotas, hacerlo es violar su derecho y es limitar sus oportunidades cuando de por sí, las circunstancias familiares son adversas. Una vez se garantiza que todas las NNA puedan asistir a la escuela, deberíamos como sociedad estar siempre muy pendientes de que las autoridades se responsabilicen de dotar de la infraestructura e insumos necesarios para que cada escuela del país sea un espacio óptimo para el aprendizaje y la participación. Hacerlo es posibilitar el escenario para el derecho a aprender y también para otros derechos de las infancias y adolescencias como el derecho a la salud, a una menstruación digna (en el caso de la limpieza y los baños), a la seguridad (en el caso de instalaciones eléctricas, bardas perimetrales, impermeabilización, adecuación de puertas y ventanas etc), a la recreación (en el caso de contar con instalaciones y materiales deportivos, artísticos, patios en buen estado) etcétera.

Mientras eso sucede, y deberían ser medidas temporales, las cuotas son una respuesta necesaria, es un mecanismo colaborativo de la comunidad escolar para que la escuela pueda funcionar, sin embargo, también requiere que se haga bajo ciertos principios que garanticen a las familias que su aportación no quede en vano: Decisiones conjuntas: si toda la comunidad va a aportar recursos, es importante que las familias -a través de las asociaciones o de los consejos de participación- puedan ser parte de cómo se va a usar el dinero, cuáles son las prioridades y cómo se realizarán los gastos. Rendición de cuentas: Es un principio básico de la vida comunitaria que todas y todos los involucrados sepan cómo se usó el dinero, en qué se gastó y si quedó dinero disponible, cómo se va a disponer del remanente. Gasto eficiente: dado que los recursos son limitados, la comunidad escolar debe tomar decisiones que permitan que el dinero se utilice de la mejor manera posible privilegiando siempre el bienestar de las y los estudiantes. Para todas y todos: Cuando el dinero de las cuotas entra a ser parte de la comunidad escolar, los beneficios que de ahí se obtienen deben ser para todas y todos, es decir, si hay un grupo de familias que no están en capacidad de aportar, no pueden dejarse fuera ni de las decisiones ni de los resultados de su uso (por ejemplo, darles menos materiales o en peores condiciones). En conclusión, muchas escuelas necesitan el dinero para cubrir requerimientos básicos de manutención, limpieza e infraestructura. En el México que queremos, le corresponde a las autoridades que cada escuela del país cuente con los recursos que requiere para garantizar el derecho a aprender y como sociedad deberíamos estar pendientes de que así suceda; mientras tanto, las cuotas deberían ser una solución temporal que no implique que alguien se quede fuera, y que se enmarquen en una visión de colaboración siempre bajo principios de transparencia, eficiencia y participación de todas y todos.